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viernes, 24 de febrero de 2017

Esto va en serio

No me gusta lo más mínimo ser agorero. Quejarme de lo mal que está todo y dejar registro escrito de que algo chungo se avecina para más adelante continuar taladrando a diestro y siniestro con incontables dosis de "yo ya lo dije". Para eso tenemos en este país un ejército profesional de articulistas y tertulianos que saturan a todas horas los medios de comunicación. Una mayoría de medios que en su agonía por ganar espacio no tienen reparos en abrir sus puertas continuamente a auténticos esperpentos y lameculos profesionales a los que seguimos para echarnos unas buenas risas a su costa todas las semanas. O, por qué no admitirlo, para encabronarnos un poquito de buena mañana y así ponernos las pilas. Que a muchos nos va la marcha...

A nivel local tenemos un ejemplo muy bueno en nuestro Diario de Ibiza. Desfila por sus páginas todas las semanas un catálogo fijo de fobias cuya contemplación se ha convertido en rutina tras varios años ya residiendo en la isla. Discotecas, empresarios, hoteleros, alquileres, autopistas, beach clubs, drogas, ocio nocturno, mafias, serpientes, bacterias, el catalán y los catalanes, Podemos y los podemitas, los ricachones, el Govern, los mallorquines, la ecotasa, etc, etc, etc... Todo un catálogo apocalíptico de plagas bíblicas que amenazan con arrasar Ibiza (y Formentera, no nos olvidemos) y convertirla en una especie de Benidorm "pijocutre".



Debo reconocer que algunas de esas alarmas, que no por insistentes dejan de ser realistas, están convergiendo en una "punta del iceberg" que nuestros medios parecen haber obviado. Una problemática que indica hasta qué punto el equilibrio humano de las islas está llegando a su límite. Llevamos algunos meses encontrándonos continuamente con anuncios y ofertas de trabajo para la nueva temporada. Un buen número de nuevos proyectos (y de proyectos ya consolidados) están buscando un mínimo de 40 a 50 nuevos trabajadores para la nueva temporada. Y no hay manera de encontrarlos... No hay gente suficiente residiendo en la isla para cubrir esos puestos en empresas de servicios durante el verano. Y para los de fuera es ya del todo imposible encontrar un alquiler asequible.  



¿Hace falta anticipar la que se avecina? Muchísimas empresas que tienen que dar servicio de calidad a un clientela que viene a la isla a buscar exclusividad se van a encontrar plantillas cortas y poco cualificadas. Incremento de costes para retener mejores empleados, empeoramiento del servicio y de las condiciones de trabajo. Frustración por no poder cumplir las expectativas e ilusiones de todos: empresarios, trabajadores, visitantes y residentes. Todo el mundo insatisfecho, repitiendo ese eterno mantra de "Ibiza ya nos es lo que era" que hace más de 2.000 años ya pronunció un fenicio mientras se subía a su barco para no volver jamás. En serio, estamos jodidos...


sábado, 4 de febrero de 2017

"Nativismos" y saturación turística

En los últimos años estamos viviendo un boom turístico sin parangón en las costas mediterráneas, las Baleares y, en general, el Sur de Europa. La salida paulatina de la crisis financiera que nos ha complicado la vida desde 2007 y los problemas de seguridad que sufren los países del Norte de África han dirigido toda la demanda hacia nosotros. Estamos realmente desbordados y todo apunta a que lo peor está por llegar.



La continuada presión turística está desfigurando muy rápidamente la identidad y el paisaje de esos lugares donde durante décadas parecía haberse encontrado un equilibrio. Barcelona es una ejemplo clarísimo de esa presión donde barrios enteros se han convertido en un gigante parque de atracciones para los guiris donde todos los servicios se han orientado hacia ellos. Miles de pisos han dejado de estar disponibles para alquileres residenciales y se ofrecen (con o sin licencia) a turistas por unos precios que fácilmente cuadruplican la rentabilidad para sus propietariosEso inevitablemente está desplazando a los habitantes de toda la vida que no tienen más remedio que irse a vivir a barrios periféricos o a ciudades dormitorio del extrarradio.  

Los problemas de movilidad se multiplican a la vez que los de convivencia en aquellos barrios donde los residentes están hartos de vivir rodeados de esa frenética actividad turística. Vemos noticias a diario de incidentes en la Barceloneta, el Gótico o el Raval a causa de esa difícil convivencia. La reacción de los vecinos se ha transformado en muchos casos en un rechazo hacia el turista y un clamor por recuperar la esencia de los barrios que los barceloneses quieren volver a sentir como suyos. Es esa actitud la que varios analistas han coincidido en llamar "nativismo".



El gobierno municipal parece que se ha tomado en serio el problema que supone esa saturación turística para los residentes de Barcelona. A pesar de que me causa cierta vergüenza ajena ese postureo continuado y esa supuesta superioridad moral de la "nueva izquierda" que representa perfectamente Ada Colau, no tengo más remedio que aplaudir la actitud del ayuntamiento de mi ciudad natal. Como primera medida, tal y como tomó posesión del cargo, declaró una moratoria hotelera de nuevas licencias hasta tener una idea clara de la dimensión del problema. A eso se añadió un control férreo sobre los pisos turísticos y una presión firme sobre plataformas de alquiler vacacional como Airbnb, Homelidays o Owners Direct. La idea, en palabras propias de la alcaldesa, era frenar ese caballo desbocado en que se había convertido el turismo en la ciudad para tener tiempo de respirar y poder estudiar a fondo la problemática. Evidentemente hubieron muchísimas voces que se lanzaron a lincharla mediáticamente por su insensibilidad hacia los proyectos en marcha y las licencias ya solicitadas. 



Su moratoria hotelera no ha pretendido más que desaturar zonas de la ciudad que ya se encontraban desbordadas y desviar esos nuevos proyectos hacia barrios que tradicionalmente no son tan turísticos ni tan populares entre los visitantes de la Ciudad Condal. Sobre el papel, es una medida sensata, seria y bien meditada. Veremos a medio y largo plazo si consigue difuminar un poco la presión sobre ciertas áreas de la ciudad repartiendo el peso de la demanda por toda ella.

¿Y en Ibiza? ¿Nos suena de algo esa problemática? Evidentemente estamos subidos también a ese caballo desbocado pero aquí, siendo una isla tan pequeña, el problema se magnifica y se multiplica sin remedio. Si una ciudad como Barcelona, con toda su potencia y sus posibilidades, está sudando sangre para dominar a la "bestia", ¿qué podemos hacer nosotros? Causa mucha frustración tanta palabrería y tanta pretensión de tomar medidas cuando ves que no hay medios detrás para efectivamente tomar algo de control de la situación. Las nueva legislación sobre los alquileres turísticos, en las que cada ayuntamiento, consell insular y Govern Balear tienen potestad para decidir mantienen el mismo nivel de confusión. La nueva normativa no soluciona nada si no hay un cuerpo funcionarial que la supervise y se ocupe de su cumplimiento. 



Flota en el ambiente una mala leche general entre todos los residentes de Ibiza. No solo nos hemos resignado a no poder disfrutar de nuestras mejores playas y atracciones en verano. Sentimos la presión creciente en nuestro entorno, sobre todo en lo que se refiere a los precios de los alquileres y a la saturación de nuestras infraestructuras y servicios. No ayuda nada a calmar los ánimos que encima desde Mallorca se continúe chuleando al resto de las islas con los presupuestos y los repartos de la ecotasa. Esos fondos deberían servir para tomar medidas inmediatas y visibles para proteger las áreas más sensibles de nuestro patrimonio, las que más sufren la presión del turismo año tras año. 

Aquí en Ibiza ese "nativismo" que ha ido creciendo en los últimos tiempos parece ser mucho más minoritario pero tiene más mala leche. Es fácil de entender ya que se siente mucho más huérfano y desamparado por sus autoridades locales que en otros lugares donde se enfrentan a los mismos retos con cierto criterio. ¿Cómo nos vamos a fiar de una gente que lleva 1 año para llevar a la cabo la mejora de una travesía de 800 metros en Jesús que debía acabarse en 45 días? Encima con unos defectos de obra indecentes de los que nadie se quiere responsabilizar. ¿Cómo podemos pensar que esa gente sea capaz de solucionar una problemática tan compleja? Ni en un millón de años...



Esa mala leche que mencionaba hace un momento, se ha transformado en muchos casos en un dar palos continuados desde diversos medios locales a todo lo que rodea a la problemática actual. Muchas veces con razón... Pero en bastantes ocasiones con muchos prejuicios e información muy parcial. El caso que me toca más de cerca es el de los alquileres. He llegado a leer en un artículo reciente a un periodista local afirmando que el 50% de la oferta de viviendas turísticas está dirigido por mafias extranjeras. Esto no solo es exagerado sino que además es del todo falso. La oferta de alquileres turísticos en Ibiza está dominada por una demanda incontrolablemente al alza. Así de claro...



La avalancha de solicitudes que los agentes inmobiliarios recibimos semana a semana no hace más que aumentar conforme nos acercamos a una nueva temporada. Esa demanda descontrolada, junto a un buen montón de malas experiencias en el pasado tanto con intermediarios poco profesionales (incluso piratas en algunas ocasiones) como con algunos inquilinos indeseables, han provocado que los propietarios tomen una posición de fuerza que ha disparado los precios de forma imparable. Año tras año las condiciones se endurecen mientras siguen creándose nuevas oportunidades de trabajo en temporada que no hacen más que multiplicar el efecto llamada. 

Es obvio que en situaciones tan extremas acaban apareciendo parásitos que se aprovechan de las circunstancias y de la necesidad de muchos residentes desesperados por no poder encontrar alquileres a precios asequibles. Pero, en mi experiencia diaria, son una minoría a la que propietarios serios y agentes profesionales estamos desplazando hacia una posición cada vez más marginal. La situación de mercado a la que esta demanda brutal nos está llevando otorga oportunidades a ambos colectivos de ganarse la vida de manera legal y decente. 




La historia tiene una muy difícil solución. Mucha queja y mucho supuesto malestar pero a la hora de ir a votar, aquí en Ibiza se sigue confiando en los mismos que en los últimos 40 años no han sabido (o no han querido) pensar en cómo afrontar el futuro de la isla garantizando cierto equilibrio. Alternativas con una visión mucho más localista, con ideas sensatas sobre cómo afrontar ese futuro, han acabado marginadas y relegadas a la mínima expresión. Así nos va...



viernes, 9 de enero de 2015

"Ibiza ya no es lo que era..."

"Ibiza ya no es lo que era...". Esta frase parece que fue pronunciada por primera vez por un comerciante fenicio a unos amigos egipcios en una taberna de Alejandría, allá por el año 600 antes de nuestra era (tomo prestada esta genial introducción del imprescindible blog de Danny Kay, "Ibiza Holiday Secrets"). No hay viajero ni turista que no haya oído esta sentencia varias veces antes, durante y después de su primera visita a Ibiza. Probablemente desde hace muchos y muchos años...


Bromas aparte, parece que las primeras impresiones que deja la isla a cualquiera que haya puesto sus pies en ella a lo largo de los siglos acaban mudando y convirtiéndose en una especie de nostalgia que no deja de tener cierto tono negativo. Danny lo atribuye en su blog a la evolución psicológica natural de toda persona que haya puesto sus pies alguna vez en este rincón del Mediterráneo. Lo llega incluso a comparar con una especie de virus contagioso que afecta a prácticamente todos y que se debe al hecho de que somos las personas las que cambiamos y maduramos a lo largo de los años, no los lugares.

Lo que claramente pierde de vista nuestro amigo "blogger" es que Ibiza cambia y evoluciona a un ritmo imparable. Me atrevo a decir que no solamente lo hace sino que además, desde su modesta geografía, es vanguardia del cambio desde hace muchas décadas. Es por eso que ha sido y sigue siendo el centro de gravedad de muchísimas personas y personajes, polo de atracción de creatividad y de tendencias que se expanden y crean escuela por todo el Mundo. 

Es evidente que la propia evolución de la isla hace madurar hasta dejar obsoletos esos clichés que para muchos significaron la esencia de lo que un día los enamoró. Pero también es evidente que esa transformación, año tras año, ha significado que Ibiza no haya dejado de ser nunca la punta de lanza de todo lo que ha acabado marcando su propia época. Partiendo de la autenticidad bohemia de los años previos al boom turístico de la década de los 60... 

Pasando por la "colonización" hippy que marcó la identidad de la isla para siempre...

O por los alocados años 80 con toda su sensualidad, su glamour y sus excesos...



Hasta las últimas dos décadas con la consolidación de la electrónica y los superclubs, los aftersla música chill-out y las fiestas interminables en cualquier rincón de la isla...



Y finalmente, en nuestros días, el reinado de los DJs y los "beach clubs", la aparición de nuevas ofertas de ocio, alternativas, más maduras. No se puede poner en duda que hoy el turismo de lujo se ha convertido en el motor que está moviendo notablemente la economía local y que está empujando a Ibiza hacia una de las mayores transformaciones de su historia.



No, amigo Danny, no es sólo que la gente madure. Esta isla evoluciona y revoluciona nuestra cultura a una velocidad vertiginosa. Se mueve marcando dirección y tendencias que muchos otros destinos del planeta imitan, desde nuestro entorno mediterráneo hasta los desiertos de Estados Unidos, o las selvas de Brasil. Y lo que maravilla es la capacidad que tiene de reinventarse continuamente para ser ese lugar que fascina, atrae y atrapa, generación tras generación, sin dejar de mantener su esencia, su espíritu de libertad como principal marca de identidad.



Eso sí, que no nos deslumbre esa energía tan especial que desprende Ibiza. No es ilimitada, y si no la cuidamos, la respetamos y la protegemos, podemos acabar viendo cómo desaparece para siempre convertida en una simple caricatura de lo que una vez fue.



sábado, 14 de junio de 2014

Un año...

Hace pocas semanas cumplimos nuestro primer año de residencia fija en Ibiza. El tiempo parece haber pasado rapidísimo pero a su vez nos parece increíble la cantidad de recuerdos acumulados en estos primeros 12 meses de nuestra "vuelta a casa". Ha sido tanto lo vivido y experimentado, han sido tan numerosas las satisfacciones acumuladas que no nos queda duda alguna de haber tomado la decisión correcta al decidir ligar nuestro futuro al de esta isla maravillosa.


Ibiza no deja de ser un lugar lleno de contradicciones, de contrastes muy marcados. La intensidad, en ocasiones brutal, de los meses de verano causa una inercia que impulsa la vida en la isla el resto del año. Por lo que parece, cada vez más. Pero es precisamente esa intensidad, y la calma que le sigue, lo que parece ayuda a fijar tanta experiencia de manera imborrable en nuestra memoria.
Nosotros hemos tenido la suerte inmensa de haber sido adoptados de manera incondicional por nuestra nueva familia ibicenca. Un grupo heterogéneo de gente venida de todo el Mundo que se estableció aquí hace tiempo, o que año tras año acude a trabajar, vivir y disfrutar de la Ibiza sensual, divertida y eterna que magnetiza a todo el que la pisa. Ellos son sin lugar a dudas, el mejor regalo que Brasil nos hizo cuando ya habíamos decidido dejarlo para siempre (o casi). ¿Quién nos iba a decir que los últimos - y a su vez los mejores- meses de nuestra aventura brasileña serían los que nos abrirían las puertas de manera tan directa hacia el destino que desde hacía años perseguíamos?


Nuestra mente es un instrumento alucinante. Impresiona la sensación de haber vivido tanto en tan poco tiempo. Mucho más cuando echamos la mirada atrás y los 6 años transcurridos en Brasil aparecen como una sucesión confusa de días sin demasiado orden ni sentido, como una lucha sin rumbo definido que nos llevó a la extenuación y en la que nos sentimos atrapados desde un buen inicio. El sentimiento que prevalece ahora es que fue un trámite duro pero necesario para traernos hasta aquí. Pagamos un precio caro en frustraciones y desilusiones que parecen estar siendo compensadas de manera rápida en lo profesional y en lo personal.


He oído por ahí que Ibiza y Tánit, su diosa protectora, son mujeres caprichosas e impredecibles, pero que devuelven con agradecimiento todas las ilusiones, las esperanzas y el cariño que depositamos sobre ellas. Nosotros empezamos a estar convencidos de que es cierto. 


domingo, 22 de diciembre de 2013

Ibiza y sus "lujos"

En Mayo de este año conseguí uno de aquellos sueños que andaba persiguiendo desde hacía muchos años: vivir y trabajar en Ibiza. Tras unas pocas semanas de búsqueda, y habiendo quemado las naves que me habían llevado a Brasil junto a mi pareja a principios del 2007, tuve la gran suerte de acceder a un buenísima oportunidad laboral en el sector de los servicios turísticos de lujo en nuestra querida isla.


Ya hacía tiempo que considerábamos Ibiza como nuestro hogar, pero no habíamos tenido oportunidad de experimentarla como tal. Los últimos meses han pasado volando. Ibiza no solo se ha convertido en "mi oficina" sino que mi nueva ocupación me ha abierto la puerta a conocer mucho más en profundidad rincones, lugares, eventos, propiedades y gentes que no había tenido oportunidad de descubrir por mi mismo en mis visitas (más o menos) esporádicas a lo largo de los años. He tenido ahora la fortuna de recorrer la isla de punta a punta, casi a diario, maravillándome de paisajes recién descubiertos y de aquellos que la costumbre había convertido en casi invisibles pero que una nueva luz permite volver a descubrir con renovada intensidad.

Mi nuevo trabajo me ha puesto también en contacto con visitantes de muy alto nivel adquisitivo, grandes empresarios, ejecutivos y financieros, que adoran las Pitiusas y, en su mayoría, son asiduos desde hace muchos años. Conforman el grueso de la clientela a la que va destinada todo ese sector del lujo ibicenco que está creciendo y consolidándose de manera tan destacable en las últimas temporadas. Lo que yo he conocido es gente que viene a Ibiza y Formentera a disfrutar de lo mejor que ofrecen ambas islas: gastronomía, clima privilegiado, naturaleza y mar, fiesta y tranquilidad combinadas. Es esa mezcla de "tradicional" autenticidad ibicenca y sofisticación de los servicios turísticos que viene marcando el ritmo de los veranos pitiusos lo que, me atrevo a afirmar con seguridad, está atrayendo a esos visitantes de nivel económico superior. No he llegado a este convencimiento por la simple observación de las preferencias o los gustos de esta gente sino que mi afirmación es reflejo de lo que ellos comentan y comparten conmigo a diario.


El pasado mes de Agosto una clienta me comentaba que Ibiza se estaba convirtiendo rápidamente, y por méritos propios, en el lugar preferido en verano por muchos de los miembros de las élites financieras de la City de Londres. Explicaba que Saint Tropez, por ejemplo, donde se han reunido siempre en verano esas "élites", se había convertido en un lugar demasiado artificial, demasiado "posturizado", donde las aparencias y el gasto se han convertido en la norma que lo rige todo. Según sus propias palabras, "allí toda la oferta de ocio es tipo Lío o Blue Marlin... Para una noche o de vez en cuando está bien, pero pasar todas tus vacaciones en ese ambiente es realmente pesado, incluso estresante... Aquí en Ibiza podemos disfrutar además de rincones tranquilos, lugares y locales auténticos, de toda la vida, donde degustar cocina tradicional y sencilla en un ambiente sin artificios. Cuando descubres la mezcla de esa autenticidad tan mediterránea con la oferta de ocio vacacional más espectacular de toda Europa, no puedes evitar quedarte enganchado de por vida a esta isla..."


La reflexión de esta señora resume perfectamente la opinión y la percepción general que encontré sobre Ibiza en este sector tan importante de visitantes. Prueba de ello es la sensación de tristeza con la que prácticamente todos ellos se marchan, sintiendo que les queda muchísimo por hacer, descubrir y disfrutar. Puedo asegurar que como mínimo un 90% de ellos nos visitarán de nuevo el próximo verano. 

Entiendo y comparto las críticas y la preocupación de parte de los ibicencos porque esta avalancha de oferta de lujo pueda acabar de matar el espíritu libre y ecléctico que ha caracterizado el ambiente de la isla desde siempre. Es cierto que en los momentos cumbre de la temporada turística es prácticamente imposible reservar en algunos locales, o compartir espacio con tanta zona VIP y exclusiva que ha surgido por doquier. Pero también es cierto que el impulso que ese turismo aporta a la economía de la isla esta suponiendo un cambio visible en la estacionalidad de la oferta, cosa de la que nos beneficiamos todos los que vivimos aquí. Y también es cierto que en Ibiza parecemos estar, en general, cada vez más conscientes y convencidos de lo que debemos proteger, de lo que hace único el lugar donde vivimos.



Estemos más o menos felices, satisfechos o de acuerdo con la deriva que está tomando la oferta turística de la isla en los últimos años, la dirección hacia la que todos debemos remar conjuntamente está bien clara. No podemos dejar perder esa autenticidad que continúan ofreciendo nuestras dos islas. La combinación inteligente de una oferta de calidad junto a ese espíritu mediterráneo tan único y genuino que las caracteriza es nuestro mayor tesoro. Es el factor principal que provoca que cada temporada nos visiten decenas de miles de turistas que encuentran aquí su paraíso particular. Un lugar único e irrepetible al que la gran mayoría que sabe disfrutar esa combinación, junto a su naturaleza privilegiada, no duda en volver año tras año. No perdamos de vista la importancia de mantener vivo ese espíritu que hace únicas a nuestras islas, de proteger su naturaleza y su paisaje, sus tradiciones y su impulso innovador difícil de encontrar en cualquier otro lugar del planeta.

Los que tenemos la gran suerte de vivir en Ibiza sabemos que el verdadero lujo lo experimentamos esos días totalmente veraniegos de Octubre, de Noviembre o de Mayo cuando el agua de nuestras calas está a la temperatura ideal, el sol aprieta fuerte y lo disfrutamos prácticamente solos.


El verdadero lujo está en esa gastronomía variada, de sabores del campo y de la costa, que sigue el pulso de las estaciones y que nos deleita los ojos, el estómago y el alma. El mayor error que podríamos cometer, el que no nos perdonaríamos nunca, sería dejar que se pierda esta riqueza única, prostituirla y quemarla en aras del dinero fácil y rápido, de la especulación y de la estúpida codicia que se ha comido otros rincones únicos de nuestra geografía. Debemos ser capaces de mantener este equilibrio que nos hace incomparables. ¡Por favor, no lo olvidemos!




lunes, 13 de mayo de 2013

De vuelta en casa

No hay sensación comparable a sentirse de nuevo en casa. Volvemos a nuestro querido país tras nuestra aventura brasileña con más proyectos de futuro y mucha más ilusión de los que nos impulsaron a cruzar el Atlántico en 2007. Han sido 6 años de lucha, de trabajo incesante, de decepciones y alegrías, de incomodidades y nostalgia, de diversión y tedio, de esperanzas truncadas y de optimismo por el regreso. El Nordeste de Brasil se ha revelado como un lugar difícil para trabajar, en muchas ocasiones ingrato, donde el esfuerzo, la ilusión y las ganas no han significado nunca una garantía cierta de buenos resultados. La incertidumbre ha sido siempre una constante que se escapaba a nuestro control a la hora de empezar un proyecto.


Por supuesto dejamos atrás grandes amistades y buenísimos recuerdos de una casa y un pueblecito idílicos donde hemos sido felices y nos hemos sentido privilegiados de disfrutar de un entorno precioso, de una naturaleza inmaculada. Desayunábamos todas las mañanas en nuestro jardín acompañados de una familia de monitos que nos observaban con curiosidad, incluso divertidos, mientras esperaban recibir su ración diaria de fruta o pan. Echaremos de menos esos silbidos que siempre nos anticipaban su llegada...


Dejamos además asuntos personales y profesionales pendientes que nos servirán como excusa perfecta para volver a visitar a menudo a todos esos amigos que no queremos dejar de sentir cerca en los próximos años. No dejaremos de insistir tampoco en que vengan a vernos a casa siempre que quieran disfrutar de nuestras amadas Barcelona e Ibiza

Nos consideramos privilegiados al haber esquivado quizás los años más ingratos de la crisis financiera que ha azotado Europa. Llegamos en un momento en que las cosas parecen empezar a remontar ligeramente y no nos podemos quejar por las oportunidades de trabajo y de futuro que ya se nos han abierto tan solo llegar. Traemos con nosotros una ilusión y unas ganas que seguro contribuirán a dar un empujoncito extra a nuestra gente y nuestro entorno para ver las cosas con mucho más optimismo. Llegamos con la cabeza mucho más fría que la de los que han vivido de manera directa todos estos años la avalancha de negatividad, de indignación, de dudas e incertidumbre sobre el futuro que esta desafortunada situación económica ha provocado.


Nos hemos empapado ya de cariño, de risas y de buen rollo con familia y amigos de toda la vida (¡¡Gracias a todos por estar ahí!!). Empezamos a dejar atrás todos los recuerdos negativos de nuestro viaje, nos sentimos felices y orgullosos de las lecciones aprendidas y de los buenos momentos vividos, de haber tomado decisiones difíciles y haber sido consecuentes con ellas. Nunca miraremos atrás con la duda de lo que podría haber sido. Creamos un proyecto de futuro que pasaba por Brasil y nos decidimos a dar el salto con el convencimiento de que, independientemente de los resultados, la aventura iba a representar un paso clave en nuestra vida, un aprendizaje impagable. Y así ha sido.

Encaramos nuestro futuro inmediato con la misma ilusión de siempre, con proyectos interesantes, oportunidades buenísimas que nos permiten establecernos en nuestra queridísima Ibiza en los próximos meses. No nos imaginamos un aterrizaje de vuelta mejor. ¡ Hasta siempre Brasil! ¡ Hola Futuro!





miércoles, 1 de mayo de 2013

Los Hábitos de la Gente que consigue sus Sueños

En momentos como los que vivimos, en los que la motivación y las ganas de seguir luchando pueden flaquear seriamente, lo mejor que podemos hacer es buscar ejemplos e inspiración en aquellas personas que consiguieron alcanzar sus metas. Observar el camino que siguieron, cómo influenciaron en su entorno, los hábitos e ideas que los llevaron a realizar sus sueños, nos puede ayudar a continuar con fe hacia la consecución de los nuestros.


Todos nosotros tenemos la capacidad de realizar nuestros sueños, sean los que sean. Si creemos que fallaremos en el intento, nos pasaremos la vida sucumbiendo a ese fracaso y a la idea de realidad decepcionante que habremos creado para nosotros mismos. Por tanto, el primer paso hacia la consecución de nuestras metas es el convencimiento de que todos nosotros poseemos el poder para llegar hasta ellas. La seguridad y el convencimiento en nuestra capacidad para hacer lo que deseamos pasa por cambiar la forma en la que percibimos nuestra realidad. El escepticismo y la "realidad de los demás" van a convertirse en el primer enemigo de este cambio ya que, en general, tendemos a prestar más atención a los escépticos y a sus opiniones antes que a nuestra voz interior y a nuestras ilusiones. Así que un buen consejo a seguir es no debatir continuamente con nuestro entorno nuestras ideas y nuestras intenciones para llegar hasta nuestros sueños. Es bueno que conozcan en un principio hasta dónde queremos ir, y que nuestras acciones les muestren nuestro progreso en lugar de hacerlos partícipes de cada detalle y cada decisión que tomemos. Usar nuestra energía en "hacer" en lugar de "hablar", incrementará el número de acciones positivas hacia nuestros objetivos. 

Otra clave para llegar hasta nuestros sueños es, sin lugar a dudas, nuestra fuerza de voluntad. No debemos desdeñar la potencia de este factor, el cual podemos ejercitar como un músculo más de nuestra anatomía que se convierte así en algo que queda totalmente bajo nuestro control. 

Una vez convencidos de nuestra capacidad y del poder de nuestra fuerza de voluntad toca observar los hábitos e ideas que facilitan que aprovechemos al máximo estos dos factores para alcanzar nuestros sueños.

- "No hay excusas": todos tenemos en nuestro interior dos voces opuestas que nos hablan por un lado del valor del trabajo duro, de la importancia de centrarnos en una tarea y finalizarla antes de dar el siguiente paso, y por otro nos invitan a hacer una pausa, a distraernos en ocupaciones más placenteras. Es seguro además que en algún momento de nuestras vidas suframos alguna injusticia ante la cual lo más inteligente es pasar página o incluso usarla como factor de motivación adicional. Es bueno escuchar las excusas que estas circunstancias nos van a generar, entenderlas y utilizarlas para bien sin aferrarnos a ellas como motivo para no continuar luchando. 

- "No se trata solo de nosotros": es importante destacar que aquellos que alcanzaron las metas que parecían más difíciles, no lo hicieron solamente por beneficio personal, sino para mejorar su entorno y las vidas de los demás. Los que verdaderamente triunfaron en la vida lo hicieron por que consiguieron cambiar la vida de los demás, no sólo la suya propia. 


- "Dedicación total": esto puede ir en detrimento de otras facetas de nuestra vida como la familia o la vida social pero la "misión" es lo primordial y lo fundamental. Hasta que no se haya llegado a la meta, lo demás es secundario. El esfuerzo y la dedicación total han sido siempre uno de los principales factores que han llevado a la gente a alcanzar sus sueños.

- "Energía": ciertamente la gente que dispone de mayores niveles de energía son las que lo tienen más fácil para estar centradas y enfocadas hacia la consecución de sus objetivos. Esa energía se consigue principalmente llevando unos hábitos de vida sanos y manteniéndose físicamente en buena forma.


- "Principios": ¿cuáles son son los tuyos? Todos nosotros deberíamos tenerlos, saber cuales son y vivir nuestras vidas según los mismos. Indentifiquemos cuales de ellos nos han guiado en los momentos duros y cuando las cosas no nos podían ir mejor. Estos principios deberían ser inamovibles, como debería serlo nuestra personalidad

- "Una fe a prueba de bombas": todos pasamos por momentos de dudas donde nos planteamos si ciertamente alguna vez llegaremos a alcanzar nuestra meta. Lo que separa a la gente que consigue el verdadero éxito de los demás es una fe inquebrantable en que están haciendo lo correcto. Es normal que tengamos dudas, somos humanos, pero no podemos dejar que se nos coman sino que debemos utilizarlas para poner a prueba nuestro optimismo y así vencerlas. 

- "Una razón": muchos de los grandes logros de la humanidad los llevaron a cabo personas inseguras, gente que necesitaba mostrar su valía a los demás. Es importante que entendamos el "por qué", esa razón por la que continuamos trabajando cuando los demás duermen, que nos impulsa a sacrificar una vida segura en favor de una donde asumimos riesgos. La debemos encontrar preguntándonos ese "por qué" y no parar hasta encontrar su esencia, la razón emocional por la que deseamos cambiar nuestra situación o la de los demás. 

- "Perseverar donde los demás no lo hacen": nadie es capaz de saber cuánto tiempo nos llevará llegar hasta nuestras metas. Puede ser mañana  puede ser dentro de diez años. Lo que separa a la gente cuyas historias de éxito perviven de aquellos de los que nunca oiremos hablar es que nunca renunciaron. La renuncia nunca fue una opción y no pararon hasta conseguir sus sueños. Incluso después de conseguirlos, se crearon nuevos retos y continuaron luchando por ellos. Nunca sabremos cuándo nuestro momento álgido llegará pero no garanticemos el fracaso de nuestros esfuerzos renunciando. Podemos cambiar, evolucionar, adaptarnos pero nunca, nunca, renunciar.


- "Cultivar tus habilidades sin descanso": la gente que destacó en su campo, que alcanzaron metas importantes, nunca dejaron de estudiar su "arte", de preocuparse por conocer más y más sobre su trabajo, de practicar y desarrollar todas sus facetas. Hay que conseguir una base de conocimiento que ayudará a crear un trabajo único, grande e inspirador. 

- "Asumir riesgos": sin riesgo no hay recompensa. Es una cliché que nos hemos cansado de escuchar pero es una verdad absoluta. Aquellos que han realizado los mayores logros han asumido normalmente los mayores riesgos. 

Ser capaces de alcanzar nuestros sueños es uno de los mayores logros de nuestra existencia. Pocas cosas más se equiparan a la felicidad que siente uno al alcanzar los principales objetivos que se ha marcado en la vida. Uno casi se siente en la obligación de luchar por esas metas para sentirse de verdad vivo, por la sensación de controlar y dar forma a nuestro futuro. Por demostrar el coraje y el poder de nuestra fuerza de voluntad para saltar todos los obstáculos que nos separaban de nuestros sueños y saber que hemos mejorado así nuestra vida y la de los demás. Nos lo debemos porque podemos, porque nos lo merecemos y porque así crearemos un Mundo mejor para todos. 

jueves, 14 de marzo de 2013

Reinventarse

En la presente situación económica y laboral no dejamos de escuchar continuamente este concepto: tenemos que "reinventarnos". Reinventarse aparece ahora como una necesidad apremiante para poder sobrevivir a los momentos difíciles que atravesamos, a todos los niveles. Necesitamos transformar nuestra actitud frente a nuestra forma de vivir, frente a la forma en que precisamente nos ganamos la vida, para sobreponernos a las dificultades que nos complican la existencia mientras intentamos salir de la puñetera crisis

Las marcas, las empresas y los individuos debemos trabajar con otro enfoque, uno que incluso nos puede obligar a tener que empezar de cero, o prácticamente de cero. Esta claro que nadie, o casi nadie, toma este camino por voluntad propia. El miedo al cambio y a todo lo que comporta es algo innato en nosotros y no nos ponemos en la tremenda tarea de reinventarnos si no necesitamos realmente salir de un momento o situación críticos.


Esa inseguridad y sensación de salto al vacío que supone comenzar de nuevo no la afrontamos con gusto si lo que dejamos atrás supone cierta comodidad y falta de preocupaciones. Pero no estamos hablando de adaptarnos a una situación diferente, estamos hablando de cambiar completamente. Estamos hablando de hacer algo de lo que no todos nos sentimos capaces o no estamos dispuestos a soportar el gran esfuerzo y compromiso que conlleva. 

Para tener éxito en un proceso como este necesitamos creer firmemente en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. El resto es cuestión de optimismo y de trabajo constante. El psicólogo Luis Rojas Marcos lo define muy claramente: "La verdadera reinvención no consiste en cambiar las actitudes sino en cambiar las conductas". Es decir, no tan sólo se trata de creer que lo podemos hacer sino que tenemos que adoptar los hábitos y las rutinas que nos conducirán a ese cambio. Cambiando nuestras rutinas permitiremos que surja la nueva persona que pretendemos ser.

Todo aquel que ha tenido esa "revelación" que le hace pensar que necesita crear una personalidad nueva, o tener nuevos intereses o una nueva profesión, pocas veces llega a ella si no viene provocada por un evento exterior más o menos repentino, un cambio en su situación vital que le obliga a modificar sus gustos, aficiones e incluso sus relaciones. Todo aquel que vuelca en ese "reinventarse" todas sus energías y su esperanza es probable que tenga éxito.


Vivimos momentos de cambios importantes a nivel social, económico, cultural, laboral... Nos ha tocado a una inmensa mayoría reducir nuestro nivel de vida mientras nos vamos convirtiendo en individuos "hiperconectados". Las formas de comunicarnos y relacionarnos se han expandido de una manera impensable hace tan sólo 5 o 6 años ("si no comunicas, no existes"). Muchos de nosotros nos hemos sentido desubicados profesionalmente en los últimos tiempos por capacidad, potencial e intereses. Parece como que la rapidez con la que cambia nuestro entorno se ha ido incrementando cada vez de forma más acelerada y sentimos que si no nos actualizamos y nos sumamos al tren de ese cambio, podemos acabar totalmente fuera de juego. Leía hace poco una frase sobre este sentido que me parece resume bien lo que quiero expresar: "si eres capaz de explicarle fácilmente a tu madre a qué te dedicas, es probable que tu actividad esté en vías de extinción".


Parece que estamos llegando a un punto en que el "empleo" ya no se busca sino que tú mismo lo creas. Debemos disfrutar de cierta autonomía en lo que hacemos si queremos alcanzar nuestras metas, volcando todo nuestro interés en desarrollar y mejorar nuestras capacidades. Los sueños deben perseguirse invirtiendo el máximo compromiso ya que hay mucho más esfuerzo que "genio" en los procesos de reinvención exitosos. Y, definitivamente, el miedo a perder no puede ser un obstáculo que nos paralice ya que la clave para alcanzar nuestro objetivo final pasa en el 99% de los casos por la experiencia y el aprendizaje que nos otorgan haber fracasado en alguna ocasión. Si asimilamos estas pocas premisas, si nos convencemos de su valor y las hacemos nuestras, ¿quién puede tener miedo a ese cambio radical que significa reinventarse?


jueves, 21 de febrero de 2013

Motivos para el optimismo (parte I)

Algunos me tacharéis de frívolo o puede que de excesivamente optimista, pero me gusta lo que vislumbro al final de esta crisis que vivimos. Para alguien con la suerte de estar a cierta distancia de todo esto, tanto física como mental, es algo que se empieza a percibir con más claridad en los últimos meses. Olvidémonos de cifras, estadísticas y demás "armas de destrucción anímica". Me refiero a una percepción real de que estamos ya entrando en el principio del fin. Sí, me atrevo a decir que así lo percibo y así lo siento desde hace unos pocos meses, aunque luchemos aún todos los días contra una avalancha de discursos y noticias contradictorios.


Por supuesto nos costará mucho llegar a los niveles de antes del “gran bajón” actual. Eso si algún día llegamos, porque dudo mucho que nuestra sociedad se permita el lujo de volver a caer en semejante desbarajuste. Veo demasiadas señales de que eso no volverá a ocurrir y por supuesto veo con verdadero optimismo que no será así porque nosotros ya nunca volveremos a ser los mismos de antes.

No cabe duda de que esta vivencia nos ha hecho a todos mucho más resabiados, mucho más prudentes, hasta desconfiados, si lo preferís. Estamos compartiendo entorno con gente que ha caído mucho más profundamente en el pozo en el que estamos todos, y eso nos ha dado una nueva consciencia sobre el valor de la solidaridad y del esfuerzo colectivo. De esta “gran depresión” que vivimos vamos a salir más fuertes y sí, más solidarios. Mucho más concienciados de donde hemos fallado para no volver a cometer los mismos errores. Pasando de ideologías más o menos liberales, siempre he creído que hemos sido los niños mal criados de “papá Estado” en las dos o tres últimas décadas. La realidad se ha ocupado ahora de darnos un buen guantazo para hacernos madurar de golpe. Nos toca asumir que las ayudas sociales van a tener que ser mejor dirigidas, bien enfocadas para que lleguen a los que más las necesitan. Y el resto deberemos pasar con un poco menos. Lo que parece seguro es que se van a acabar los mamoneos, el derroche, los amiguismos y las corruptelas descaradas. Vamos a estar mucho más atentos a quién y a cómo administra nuestro patrimonio común y difícilmente volveremos a permitir lo que hemos permitido ni volveremos a mirar para otro lado mientras ese desmadre no nos afecte a nosotros de forma directa. Eso se acabó.


Vislumbro ahora una sociedad ya emergiendo con otros valores. Puede que de inicio sea porque estamos muy poco dispuestos a tragar de nuevo todo lo que hemos tragado, más que por un convencimiento profundo y maduro. Pero mientras este primer paso se dé, a mí ya me vale. Necesitamos reajustarnos, hacer un “reset”, deshacernos de toda la porquería que nos ha dirigido y se ha aprovechado del sistema para agenciarse unos privilegios que no merecen. Me parece percibir con seguridad que estamos todos listos para empezar a apuntarnos a esa regeneración que todos estamos necesitando para sanear nuestros ánimos y encarar el futuro con la ilusión que todos merecemos.


Dicen que debemos siempre recordar de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Puede que aún no estemos todos de acuerdo o incluso no tengamos todos claro hacia dónde queremos ir. Pero lo que seguro sabemos todos, sin excepción, es que no queremos continuar por este mismo camino. Y ese, queridos míos, es para mí lo que marca un nuevo comienzo que no puede ser más que esperanzador.