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martes, 22 de abril de 2014

Conducir por Ibiza...

Tras 6 años viviendo en Brasil pensaba yo que llegaba de vuelta a casa curado de espanto en lo que a moverse por carretera se refiere. Allí he llegado a vivir situaciones tan surrealistas como detectar una vaca, parada en medio de una curva a ciegas, sólo por el olor que desprendía el aninalito a pleno solano tropical. El aroma era capaz de alisarte el cabello a 50 metros de distancia sin necesidad de planchas ni producto químico alguno.

Anécdotas aparte, no descubro nada mencionando la forma caótica y desorganizada en que se conduce en muchos países de América Latina. Brasil no es para nada una excepción, sobre todo pensando en que en ciertas áreas rurales y del interior no saben lo que es una autoescuela, ni falta que les hace...

Total, que no venía yo pensando que mi vida en Ibiza se iba a convertir en una nueva aventura cada vez que salgo a la carretera. Por circunstancias de mi trabajo en la isla, debo moverme a lo largo y ancho de ella a diario, cosa que en un principio me extasiaba y que, tras un año por aquí, continúa haciéndome enormemente feliz. Pero ya dijo el sabio que la felicidad es una cosa efímera, sobre todo si compartes el asfalto con compañeros de carretera que, en general, consideran que las líneas continuas son un fantástico adorno que algún simpático grafitero debe haber tenido la amabilidad de colocar para su regocijo y diversión. 


A ese grupito encantador de "invasores de carriles", de los cuales puedo contar varios centenares a lo largo de la semana, se une toda una fauna variopinta que incluye payeses en vespino, manadas de ciclistas en doble y triple fila, guiris (y nacionales) puestos hasta las trancas, abueletes de paseo con su Fiat Panda de alquiler, "lamematrículas", británicos conduciendo como en casa,... Todo un crisol de posibilidades que te puedes encontrar tal y como sales de casa y que convierten tus desplazamientos diarios en toda una "gincama", una aventura apasionante que se une a tu disfrute del precioso paisaje ibicenco.


Si ya es difícil en ocasiones aislarse de ese paisaje que hechiza y centrarse en la carretera, súmale a eso los drenajes de las autovías que las convierten en un fantástico estanque para patos cada vez que caen cuatro gotas, esos márgenes que en ciertas épocas del año son una auténtica huerta salvaje o un encantador erizo que cruza la carretera a 2 por hora y que por nada del mundo querrías atropellar. Vamos, que si le añadimos a todo el pastel la anunciadísima etapa final del famoso y desmadrado Gumball 3000 que acaba en la isla este verano, esto va a ser digno de tebeo de Ibáñez. Solo faltaba leer los anuncios del Consell de Ibiza proclamando a los cuatro vientos que aquí no vamos a ver ni uno de esos bólidos desfasando por nuestras carreteras para que el descojono generalizado se oiga a varios kilómetros de distancia, mar adentro, y por toda la costa, desde Murcia hasta Girona...



viernes, 4 de abril de 2014

¡Comienza la temporada!

Ya estamos liados de lleno en Ibiza con el inicio de la nueva temporada. Semana a semana van abriendo sus puertas nuestros locales preferidos tras un letargo invernal que cada vez se hace más corto. Se celebran las primeras aperturas del año, los "beach clubs" (chiringuitos de playa de toda la vida en su versión más actual) se desperezan y comienzan a funcionar a un ritmo más relajado. Aprovechan las ganas de la gente de la isla de empezar a pisar arena y sentir el aire tibio que el mar comienza a regalarnos.


Los restaurantes típicos, los de toda la vida, los que nunca cierran, incrementan su clientela habitual tal como nos adentramos en los meses más cálidos del año y comienzan a compartir atención con los locales que abren ya de cara a la temporada estival. En la temporada "fría" la isla parece no haber dormido tan profundamente como antaño. Ibiza tiene ahora otro ritmo en la temporada baja, otra atmósfera. Muchos puntos de reunión de la gente local permanecen activos todo el año. Se puede vivir y respirar la isla más genuina en Santa Gertrudis o en San Juan, donde los ibicencos se reúnen todos los finales de semana para aprovechar la fuerza que el sol no pierde nunca en este rincón privilegiado del Mediterráneo


Ya respiramos de lleno la primavera, se huele el verano, y se nota en el ambiente la vibración que precede a la locura que se avecina. Nadie parece tener dudas de que la temporada 2014 va a ser memorable. Alojamientos emblemáticos de la isla están a punto de colgar el cartel de "completo", con ocupaciones de récord desde mayo hasta octubre. Se espera con ganas la inauguración de nuevos locales que seguro van a marcar una nueva época en la isla. Tenemos muchísimas ganas de disfrutarlos y de volver a sumergirnos en las celebraciones y las fiestas que el año pasado nos apasionaron y nos engancharon. Volveremos a sufrir la saturación de la isla una vez más, ese ajetreo que nos obliga a buscar refugio en nuestros rincones secretos. Pero Ibiza no sería Ibiza sin esos contrastes que la hacen única y que provocan que la amemos con intensidad. Se avecinan unos meses apasionantes...