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sábado, 13 de agosto de 2016

¡Eh, tú! ¡Devuélveme mi isla!

¡Sí, tú! ¡Hablo contigo! El que desconoce e ignora cualquier tipo de señal de tráfico; el que carece totalmente de educación al volante y no se digna a pedir permiso ni perdón cuando me corta el paso. Tú, el que ha machacado el parachoques trasero de mi coche nuevo mientras me paraba para dejar pasar unas niñas en un paso de zebra; el que también se lo comió pocos días antes mientras hacías el gilipollas al teléfono parado en el atasco diario de entrada a Vila. ¡Tú, devuélveme mi isla!


¡Tú, sí tú! La que viene a Ibiza una semana al año y decide que las normas de la comunidad de vecinos no son para ella. La que pretende darme lecciones de educación tras llamarle la atención por aparcar donde le da la real gana y entorpecer el paso de los 30 coches de la finca. La que me explica la misma estúpida historia que los otros 50 a los que he tenido que advertir que molestaban antes que a ti. La que me falta al respeto a mi y a todos mis vecinos y pretende que la traten con respeto. ¡Tú, devuélveme mi Ibiza!


¡Oye tú! ¡Sí, tú! El promotor de pseudo-fiestas que pretende organizar el enésimo sarao en los alrededores de un parque natural. El que se atreve a decir que Ibiza ya no es lo que era por que le desmontan la "rave" para la que no tiene licencia ni la va a tener. Al que toda su panda de palmeros analfabetos le ríen la gracia y le lloran la estúpida pérdida de tiempo y dinero en varios idiomas (ninguno de ellos local). ¡Devuélveme mi isla!


¿Y tú? ¡Sí, tú! El que tiene la brillante idea de irse a pasar el día al mercadillo"hippy" de turno junto a los 25,000 turistas más que no saben qué hacer en Ibiza cuando llueve. El que no tiene ni pajolera idea de los cientos de atracciones y bellezas que la isla ofrece cuando no hace día de playa.  Ni lo sabes ni te preocupa lo más mínimo. Es más sencillo seguir al resto de la borregada, ¿no? Eres el mismo que no se ha parado a pensar que Ibiza dispone de cientos de kilómetros de costa desde los que disfrutar de sus inigualables puestas de sol. El que prefiere colapsar Benirrás cada Domingo junto a todos los que acampan, revientan y llenan de mierda su valioso entorno natural. 


¡Y especialmente tú! ¡Sí, tú! El político/cargo público/burócrata de turno, incapaz de reaccionar ni de aportar un mínimo de visión que nos de un respiro o una mínima esperanza de futuro. El que entiende que para acabar con un fuego es mejor echar más gasolina. El que apuesta por más carreteras, más parkings, más urbanizaciones, más hamacas... ¿Para qué preocuparse por tener un transporte público decente, saneamientos e infraestructuras básicos en uno de los destinos turísticos más prestigiosos del Mundo? Al fin y al cabo, si ya no queda nada que quemar, se acabó el incendio, ¿no? 

¡Definitivamente, Agosto márchate! ¡¡¡Y devuélveme mi isla!!!


domingo, 17 de julio de 2016

Y la temporada alta llegó

Surfeando como podemos el tsunami de la temporada alta en Ibiza tenemos que reconocer que la sensación de alarma y esa cierta angustia ante el caos que preveíamos no eran del todo justificadas. Al menos hasta ahora. La mayoría de las carreteras que nos han hecho sufrir en invierno se han acabado a tiempo para el verano. El hedor insoportable de las depuradoras que nos ha torturado los últimos años a la llegada del calor es casi imperceptible. El problema del agua sigue ahí, como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, pero ese es un tema a solucionar a largo plazo en el que parece se han empezado a dar pasos en firme. Es el principal reto al que se enfrenta el futuro de la isla, junto al de la vivienda residencial (que por cierto, ha ido a peor sin lugar a dudas).


El colector de la playa de Talamanca, uno de los problemas más hirientes al que nos hemos enfrentado, ha recibido ya la consideración de urgencia por parte de las administraciones responsables. Ya se ha aprobado el presupuesto y el inicio de las obras para su completa sustitución. El calor sofocante que nos machacó constantemente el verano pasado parece darnos cierta tregua. Esto acaba poniéndonos de mejor humor a los que nos pasamos el día trotando por la isla de recado en recado y de reunión en reunión.

Ver que se avanza en alguno de los temas que más nos preocupan a los ibicencos (de origen y de adopción) nos da cierto respiro que ayuda a soportar mucho mejor los atascos y la mala educación que reina en nuestras carreteras a estas alturas del año. No vale la pena meterse a hacer recuento de las situaciones que vivimos constantemente detrás del volante. Se podría llevar fácilmente un diario de todo lo que vemos y aguantamos, y solo serviría para hacernos hervir la sangre un poquito más.


Pero entonces, pasa lo que pasa siempre con Ibiza. De nuevo descubres otra playa secreta en la que tú y los tuyos volvéis a sentiros unos privilegiados, o un nuevo restaurante al lado de casa en el que pasarías todas las noches. Te reencuentras con amigos y situaciones que te hacen disfrutar de la isla como la primera vez que la pisaste. Y te vuelves a enamorar de ella. Vuelves a sentir la felicidad que te iluminó el alma el día que conseguiste convertirla en tu hogar, o incluso el día que te diste cuenta de que acabarías considerándote ibicenco de por vida. Y de nuevo desearías que el verano, esa época del año que te hace sentir tan vivo, no acabara nunca.




martes, 24 de mayo de 2016

Alquileres en Ibiza: inutilidad e impotencia

Estamos a las puertas de una nueva temporada y en Ibiza seguimos como siempre. Es decir, todos sabemos cuales van a ser nuestras peores pesadillas veraniegas y seguimos sin arreglar nada. Tenemos claro que las obras pendientes de mejora de carreteras y accesos nos seguirán torturando todo el verano. Tenemos claro que el hedor insoportable de las depuradoras hará que se nos salten las lágrimas cada vez que pasemos cerca de ellas (o no tan cerca). Sabemos que la invasión marítima de todo tipo de embarcaciones continuará destrozando impunemente nuestras praderas de posidonia, probablemente nuestro mayor tesoro.


Y sabemos, para nuestra desgracia e indignación, que nuestros políticos y administradores públicos harán lo de siempre, mostrar su gran capacidad para que todo siga igual, o peor... Permiten con indecente sonrisa cínica que nuestras playas se conviertan un año más en una vertedero de hamacas y mierda para disfrute de mafiosos a los que Ibiza les importa bien poco. Año tras año consiguen superarse en su inacabable carrera por enviarlo todo a tomar por saco. Es imposible seguir achacando esto a su inutilidad. No se puede justificar semejante nivel de permisividad para el destrozo a la simple incapacidad. Aquí la política vive en simbiosis perfecta con la especulación, como dos garrapatas que se chuparan la sangre la una a la otra. 


Una crítica así de cruda nace del disgusto y de la impotencia al contemplar el bajo nivel que demuestran las instituciones baleares para tratar los problemas graves que afronta Ibiza. Amo esta isla con toda mi alma. Cada vez que salgo a la calle y sus olores a pino y mar me invaden, no puedo sentir más que gratitud por haber podido hacer de ella mi hogar desde hace casi una década. Es por este sentimiento de apego que, cuando tratas a diario con uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la isla actualmente, ves con claridad la hipocresía y el desconocimiento total con los que nuestros políticos lo encaran. Hablo del tema de los alquileres residenciales.


La regulación de los alquileres de viviendas unifamiliares para usos turísticos parece estar más o menos bien encarada. A pesar de la falta de medios para inspeccionar y tener la amplísima oferta bien controlada, tanto los propietarios como los intermediarios sabemos a qué acogernos y cómo funciona la legislación al respecto. En cambio, el mercado de las residencias de alquiler para quien quiere establecerse (o continuar su vida) en la isla es una jungla en la que hemos acabado todos embarrados. Especialmente para la vivienda asequible, aquella a la que un trabajador medio puede acceder con un sueldo normal. Y este es un problema de futuro al que la isla tiene que meter mano ya si no quiere que en poco tiempo suframos sus serias consecuencias.

En el bando de la oferta trato cada día con todo tipo de actores en este drama: propietarios abiertos a cualquier tipo de alquiler de su piso, propietarios que no quieren ningún tipo de problema ni con la administración ni con los inquilinos, inversores que buscan maximizar su negocio dentro de la legalidad, propietarios de cualquier casa o inmueble que piensan que todo se alquila y que pueden sacar un pastón de cualquier cuchitril donde se pueda meter una cama... Me he llegado a encontrar gente que quiere alquilar su casa mientras está en obras para así sacarse un dinero con el que acabar de financiar la reforma. Trabajando en una de las más prestigiosas inmobiliarias de la isla, me tengo que contener, pero a veces me encantaría poder saltarme las buenas formas y cantarle la caña a este último tipo de gente enviándolos de vuelta a la calle con una buena patada en el trasero. 


Por el lado de la demanda, por supuesto no deja de entrar cada día gente desesperada por encontrar un lugar donde alojarse durante la temporada. Pero también me encuentro casi a diario con mucha gente con muy buena posición económica, que está dispuesta a pagar sus estancias por adelantado sin demasiados miramientos, y que están provocando una seria distorsión del mercado de alquileres. Cuando el propietario de una finca payesa tiene llamando a su puerta varios posibles inquilinos dispuestos a pagar sin problemas 5.000€ o 7.000€ al mes, ofreciendo el pago adelantado de algunas anualidades sin problemas, es totalmente lógico que los precios se disparen, y que las condiciones acaben volviéndose imposibles para la inmensa mayoría de nosotros. Y cuidado, que no estoy hablando de especuladores que buscan pisos o casas para realquilar y exprimir a todo aquel desesperado por encontrar un rincón donde dormir. Hablo de gente que simplemente quiere tener su residencia de alto nivel en Ibiza, sin mayores pretensiones. Los especuladores de medio pelo, tanto a las agencias serias como a los propietarios experimentados, nos duran 30 segundos al teléfono. 


Todo este cacao que se ha creado con la oferta y la demanda lo que principalmente ha hecho es desesperar a muchos y a desorientar a todos. Nos encontramos con muchos propietarios que no saben bien bien lo que hacer con sus casas. Eso sí, todos tienen un vecino que dice que... O un conocido que está sacando mucho por una casa que no es mejor que la suya... O un hijo que tiene un piso en Puig den Valls por el que saca varios miles de euros al mes en verano... Y aquí es donde creo que está la clave de todo. Con todos mis respetos, pero ¿qué narices tiene de turístico un piso en Puig den Valls? ¿Cómo a alguien se le puede pasar por la cabeza que un piso de 40 años en el ensanche de la ciudad de Ibiza es un inmueble apto para acoger turistas? 

El planteamiento de los usos que se le pueden dar a un inmueble residencial en Ibiza no hace más que mostrarnos la desorientación de nuestros legisladores. Se siguen dando palos de ciego y lanzando ideas al aire para ver cómo reacciona la opinión pública. Una señal clara de que quien tiene que meter mano al problema sigue perdido.


Se necesita una normativa clara dirigida a determinar por zonas (incluso por barrios) y por tipo de vivienda el tipo de arrendamiento al que puede acogerse una propiedad. Una legislación firme que incentive el alquiler residencial mediante importantes ventajas fiscales a los propietarios que dediquen sus inmuebles a ello. Hay que incentivar para que todo el mundo salga beneficiado del empuje de ese sector a día de hoy (cada uno a su nivel y dentro de sus posibilidades). Necesitamos una voluntad seria de solucionar el problema con ideas claras y conocimiento profundo del sector. Cualquier otra iniciativa es querer seguir metiendo parches para tapar las consecuencias del descontrol en lugar de atacar las causas. En definitiva, seguir mareando la perdiz como hasta ahora para continuar como estamos, año tras año...


viernes, 12 de febrero de 2016

Planeta Ibiza (y sus cabras...)

Creo que nadie puede poner en duda hoy en día que Ibiza se ha convertido en los últimos 60 años en una laboratorio sociológico digno de estudio. A una población autóctona única, descendiente de razas y culturas antiguas, prácticamente homogénea hasta los años 50 del siglo pasado, se han ido uniendo todo tipo de viajeros, turistas, inmigrantes y pasajeros que pusieron un día el pie en la isla y decidieron convertirla en su hogar. Comentábamos divertidos con una buena amiga este final de semana, que eso ha acabado derivando en una especie de planeta parecido a los que hemos visto en cualquier episodio de la saga Star Wars.


En muchos aspectos esto se ha convertido en un "planeta del borde exterior" al que van a parar todo tipo de buscavidas, aventureros y forajidos que se se sienten en esta tierra como pez en el agua. La fauna humana que ha acabado congregándose en esta isla, sobretodo en verano, le acaba pareciendo al observador habitual un rebaño heterogéneo de aliens que, a pesar de haber aterrizado aquí de una forma o de otra, sigue viviendo en su propio planeta. Eso sí, unidos a la fauna local, a la que pocas lecciones se le pueden dar en lo referente a tratar con bichos raros, conforman un zoo único en el que "maravillarse" a diario. 


Pocos pueden dudar a día de hoy que la situación de estrés y agotamiento a la que ha llegado Ibiza en los últimos años tiene como principal responsable a los propios ibicencos. Esos tranquilos, permisivos, genuinos y abiertos habitantes de la isla de antaño dieron paso con la llegada del turismo de masas a una depredación del territorio de tal magnitud que difícilmente podemos encontrar en otros lugares. Parece ser que el espíritu fenicio (en la peor de sus acepciones) que llevaba dormido durante milenios despertó con toda rotundidad cuando los habitantes de la isla empezaron a oler el dinero fácil que llegaba cada verano a mansalva en barco o en avión. Ante tal ataque a la esencia de la isla parece que han sido en realidad sus nuevos pobladores, los ibicencos de adopción, los que han acabado liderando los movimientos de protesta contra los abusos de todo tipo perpetrados aquí. 


El tema sobre los cambios dramáticos que ha experimentado Ibiza en las últimas 4 o 5 décadas daría para llenar cientos de páginas de este blog. Pero en lugar de meterme "en disquisiciones que no conducen a parte alguna" que diría Mariano, recomiendo a todo aquel que quiera profundizar en él no perderse el libro "IBIZA: LA DESTRUCCIÓN DE PARAÍSO", del periodista ibicenco Joan Lluís Ferrer. Una obra de obligada lectura para todo aquel que ame esta isla y que esté interesado en saber cómo hemos llegado hasta aquí. 


Volviendo al tema que nos ocupaba al principio. Para entender a lo que me refería con lo del Planeta Ibiza y su fauna, me viene de perlas el lío que se ha montado esta misma semana con la eliminación de las famosas cabras de Es Vedrá. Para el que no sepa muy bien de qué va la cosa (seguramente de fuera de la isla porque aquí todo Cristo se ha enterado) explicaremos lo que ha pasado brevemente. El islote de Es Vedrá, mítica, icónica y famosísima roca declarada reserva natural protegidísima desde hace décadas, se hallaba invadida por un rebaño de cabras comunes introducido ahí por sus supuestos propietarios hace otros tanto años. Los simpáticos animalitos, especie invasora y destructiva donde las haya (aunque no lo parezca), se han dedicado a sobrevivir miserablemente en la roca, pasando hambre, una sed cruel e inacabable y múltiples enfermedades durante toda su pobre existencia, arrasando a su vez toda la flora única y endémica del islote en su desesperado intento por malvivir. 


La consejería de Medio Ambiente del Govern Balear, alertada por la situación de destrucción imparable de esas especies florales, que además estaban poniendo en peligro a la fauna original de Es Vedrá, decidió acabar con el problema. Parece ser que se estudiaron todas las alternativas posibles, poniendo el tema en manos de varios expertos en conservación del medio natural de nuestras islas que llevan muchos años batallando contra "plagas" semejantes en la Sierra de Tramuntana de Mallorca. De todas las opciones viables, la que más seguridad ofrecía a los técnicos de medio ambiente, y ofrecía menor sufrimiento a las propias cabras era su eliminación "a la brava". Es decir, a tiro limpio, montando una escabechina digna de una película de Tarantino. No podemos olvidar que el islote es una superficie escarpada, abrupta y peligrosa, sólo apta para las simpáticas amigas cornudas que hasta hace poco lo estaban destrozando con total impunidad. Por eso toda opción que supusiera un peligro cierto para las personas encargadas de "retirar" a los finalmente desafortunados bichos se descartó. Y eso incluía la recogida de los cadáveres de unos animales que a plomo pueden llegar a pesar varias decenas de kilos. 


O sea, que al final no hubo más remedio que optar por la triste opción del mal menor para evitar un mal mayor. Y esa no es otra que la de matar a las cabras una a una a base de rifles y abandonarlas en la isla para que su carne muerta sirviera de alimento a varias especies de aves carroñeras que anidan en Es Vedrá. Desgradable, triste y cruel, pero necesario. 

Pues bien, como no podía ser de otra manera, en Ibiza se ha acabado montando el lío padre. Basándose en la supuesta carta de unos pescadores que dicen haber presenciado la cacería, las redes sociales han ardido de manera increíble. Ese texto, sin contrastar en absoluto, ha servido para que una serie de descerebrados hayan sido capaces de amenazar de muerte y mostrar el desprecio más "inhumano", por los responsables técnicos y políticos del tema. Como si la vida de una, dos o 50 de esas cabras, de los más comunes y asilvestradas, valiera mucho más que la de esas personas que debían hacer el trabajo sucio y poco gratificante al que se tuvieron que enfrentar. Por si el tema no fuera lo suficientemente surrealista, se ha organizado una manifestación para protestar enérgicamente por la que se ha dado ya en llamar "la matanza de Es Vedrá. 


Respeto todas las sensibilidades y reconozco sin dudarlo que las cabras de Es Vedrá se habían convertido con los años en una especie de mascotas "oficiosas" de Ibiza. Incluso tenían su propia tira cómica en una periódico local donde se dedicaban a criticar con mordacidad la política actual de Ses Illes


Puede que esto haya ayudado mucho a que la gente cogiera semejante cariño a unos animales que no habían llegado a ver en su vida y cuya situación miserable probablemente desconocían. Yo personalmente no puedo entender que se monte semejante pollo y se lancen amenazas de tal calibre a los responsables que han tenido que solucionar el desastre medioambiental al que se enfrentaba la isla. Creo que es inadmisible e injustificable que estos defensores tan fervorosos de los animales se comporten así. Y creo que su actitud desmerece el esfuerzo de muchas personas que defienden el medio natural, que están bien informadas y son muy conscientes de lo que supone en realidad un sacrilegio y lo que no. 

Este tipo de actuaciones llevan años realizándose en otras zonas de nuestro Mundo para proteger sin miramientos un ecosistema único, un tesoro irremplazable. En muy pocos de esos lugares se ha montado tal escandalera. Para mí, es esta otra muestra más de que en el Planeta Ibiza, tiene cabida todo tipo de fauna humana peculiar. no me reultaría extraño que George Lucas pasara una temporada de incógnito en Ibiza para encontrar la inspiración que lo llevó a imaginar eso mundos singulares que disfrutamos divertidos en sus míticas películas.