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viernes, 24 de febrero de 2017

Esto va en serio

No me gusta lo más mínimo ser agorero. Quejarme de lo mal que está todo y dejar registro escrito de que algo chungo se avecina para más adelante continuar taladrando a diestro y siniestro con incontables dosis de "yo ya lo dije". Para eso tenemos en este país un ejército profesional de articulistas y tertulianos que saturan a todas horas los medios de comunicación. Una mayoría de medios que en su agonía por ganar espacio no tienen reparos en abrir sus puertas continuamente a auténticos esperpentos y lameculos profesionales a los que seguimos para echarnos unas buenas risas a su costa todas las semanas. O, por qué no admitirlo, para encabronarnos un poquito de buena mañana y así ponernos las pilas. Que a muchos nos va la marcha...

A nivel local tenemos un ejemplo muy bueno en nuestro Diario de Ibiza. Desfila por sus páginas todas las semanas un catálogo fijo de fobias cuya contemplación se ha convertido en rutina tras varios años ya residiendo en la isla. Discotecas, empresarios, hoteleros, alquileres, autopistas, beach clubs, drogas, ocio nocturno, mafias, serpientes, bacterias, el catalán y los catalanes, Podemos y los podemitas, los ricachones, el Govern, los mallorquines, la ecotasa, etc, etc, etc... Todo un catálogo apocalíptico de plagas bíblicas que amenazan con arrasar Ibiza (y Formentera, no nos olvidemos) y convertirla en una especie de Benidorm "pijocutre".



Debo reconocer que algunas de esas alarmas, que no por insistentes dejan de ser realistas, están convergiendo en una "punta del iceberg" que nuestros medios parecen haber obviado. Una problemática que indica hasta qué punto el equilibrio humano de las islas está llegando a su límite. Llevamos algunos meses encontrándonos continuamente con anuncios y ofertas de trabajo para la nueva temporada. Un buen número de nuevos proyectos (y de proyectos ya consolidados) están buscando un mínimo de 40 a 50 nuevos trabajadores para la nueva temporada. Y no hay manera de encontrarlos... No hay gente suficiente residiendo en la isla para cubrir esos puestos en empresas de servicios durante el verano. Y para los de fuera es ya del todo imposible encontrar un alquiler asequible.  



¿Hace falta anticipar la que se avecina? Muchísimas empresas que tienen que dar servicio de calidad a un clientela que viene a la isla a buscar exclusividad se van a encontrar plantillas cortas y poco cualificadas. Incremento de costes para retener mejores empleados, empeoramiento del servicio y de las condiciones de trabajo. Frustración por no poder cumplir las expectativas e ilusiones de todos: empresarios, trabajadores, visitantes y residentes. Todo el mundo insatisfecho, repitiendo ese eterno mantra de "Ibiza ya nos es lo que era" que hace más de 2.000 años ya pronunció un fenicio mientras se subía a su barco para no volver jamás. En serio, estamos jodidos...


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