Pages

sábado, 14 de junio de 2014

Un año...

Hace pocas semanas cumplimos nuestro primer año de residencia fija en Ibiza. El tiempo parece haber pasado rapidísimo pero a su vez nos parece increíble la cantidad de recuerdos acumulados en estos primeros 12 meses de nuestra "vuelta a casa". Ha sido tanto lo vivido y experimentado, han sido tan numerosas las satisfacciones acumuladas que no nos queda duda alguna de haber tomado la decisión correcta al decidir ligar nuestro futuro al de esta isla maravillosa.


Ibiza no deja de ser un lugar lleno de contradicciones, de contrastes muy marcados. La intensidad, en ocasiones brutal, de los meses de verano causa una inercia que impulsa la vida en la isla el resto del año. Por lo que parece, cada vez más. Pero es precisamente esa intensidad, y la calma que le sigue, lo que parece ayuda a fijar tanta experiencia de manera imborrable en nuestra memoria.
Nosotros hemos tenido la suerte inmensa de haber sido adoptados de manera incondicional por nuestra nueva familia ibicenca. Un grupo heterogéneo de gente venida de todo el Mundo que se estableció aquí hace tiempo, o que año tras año acude a trabajar, vivir y disfrutar de la Ibiza sensual, divertida y eterna que magnetiza a todo el que la pisa. Ellos son sin lugar a dudas, el mejor regalo que Brasil nos hizo cuando ya habíamos decidido dejarlo para siempre (o casi). ¿Quién nos iba a decir que los últimos - y a su vez los mejores- meses de nuestra aventura brasileña serían los que nos abrirían las puertas de manera tan directa hacia el destino que desde hacía años perseguíamos?


Nuestra mente es un instrumento alucinante. Impresiona la sensación de haber vivido tanto en tan poco tiempo. Mucho más cuando echamos la mirada atrás y los 6 años transcurridos en Brasil aparecen como una sucesión confusa de días sin demasiado orden ni sentido, como una lucha sin rumbo definido que nos llevó a la extenuación y en la que nos sentimos atrapados desde un buen inicio. El sentimiento que prevalece ahora es que fue un trámite duro pero necesario para traernos hasta aquí. Pagamos un precio caro en frustraciones y desilusiones que parecen estar siendo compensadas de manera rápida en lo profesional y en lo personal.


He oído por ahí que Ibiza y Tánit, su diosa protectora, son mujeres caprichosas e impredecibles, pero que devuelven con agradecimiento todas las ilusiones, las esperanzas y el cariño que depositamos sobre ellas. Nosotros empezamos a estar convencidos de que es cierto.