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domingo, 7 de mayo de 2017

¡¡¡INACEPTABLE!!!




Esta maravilla que veis aquí es Cala Xarraca. Para mi sin duda uno de los paisajes más bonitos de toda Ibiza que hoy he tenido el privilegio de volver a disfrutar y que no dudo en recomendar a todo el que pisa nuestra isla.

Pues bien, parece que aquí ha pasado desapercibida la noticia pero la cadena hotelera tailandesa "Six Senses" ha anunciado hace muy poquito la inauguración en 2020 de un nuevo hotel de 100.000m2 en medio de esta bahía única de la que podemos disfrutar todos. O sea, que en medio de este paisaje prácticamente virgen, de los pocos que nos quedan, nos van a plantar el último mamotreto-luxury-spa-resort con 134 habitaciones, varias villas de lujo y unas cuantas casas más para venta. Anuncian incluso unas "beach cave suites", que no pueden significar más que la enésima privatización de la costa ibicenca (a la que ya nos tienen acostumbrados las administraciones insulares con su permisividad y su pasividad). Aquí os dejo el enlace a su web con el anuncio detallado:


http://www.sixsenses.com/six-senses-hotels-resorts-spas-premieres-first-and-only-resort-and-spa-in-ibiza


Veréis que no se cansan de insistir en lo superecológicos, superorgánicos y superhippycoolzen que es su filosofía de negocio. Pretenden además maquillar la peste que mete todo este proyecto con una supuesta aportación a la comunidad que no es más que marketing. Su idea es "respetar el entorno al máximo" y para ello van a colocarnos un bar de comida crudivegana-orgánica y el enésimo beach club de turno que (¡¡¡Dios, morimos de originalidad!!!) va a llamarse el "Chiringuito".


¡¡Es que es increíble!! ¡¡¡Si quieres respetar el entorno, simplemente no nos jodas Cala Xarraca!!! ¿¿¿Pero qué tipo de impresentables nos gobiernan en estas islas???? Es INACEPTABLE, una aberración y una vergüenza que se continúen aprobando megaproyectos de este tipo en una isla tan sobrexplotada como Ibiza. Y más que se permita en una sitio como este. Parece que no aprendieron nada de la manera en que destrozaron un lugar tan impresionante como es la bahía de Sant Miquel o la de Sant Vicent, donde enormes moles de cemento a pie de esas aguas transparentes le dan ganas a uno de arrancarse los ojos cada vez que mira hacia tierra.

Nos intentarán vender la moto de que estos proyectos son una oportunidad única para desestacionalizar, alargar la temporada y dar valor añadido a la oferta. Porque claro, de demanda vamos muy "justitos" y no tiene nada que ver el que desde finales de Semana Santa se encuentren los ibicencos con servicios y carreteras saturadas. Necesitamos llenar de cemento uno de nuestros mayores valores paisajísticos y naturales para asegurarnos el futuro. Lo demás "merde",como le decía la reina Leti a su "compiyogui"... Por cierto, que les expliquen lo de desestacionalizar a los dueños del chiringuito de cala Xuclar, que a 7 de Mayo y con la playa a tope, todavía no han recibido la licencia para abrir su modesto negocio un año más.




Señores y señoras, Ibiza se va definitivamente a la mierda ante nuestros ojos. Lo más triste es que nosotros lo estamos permitiendo.

viernes, 24 de febrero de 2017

Esto va en serio

No me gusta lo más mínimo ser agorero. Quejarme de lo mal que está todo y dejar registro escrito de que algo chungo se avecina para más adelante continuar taladrando a diestro y siniestro con incontables dosis de "yo ya lo dije". Para eso tenemos en este país un ejército profesional de articulistas y tertulianos que saturan a todas horas los medios de comunicación. Una mayoría de medios que en su agonía por ganar espacio no tienen reparos en abrir sus puertas continuamente a auténticos esperpentos y lameculos profesionales a los que seguimos para echarnos unas buenas risas a su costa todas las semanas. O, por qué no admitirlo, para encabronarnos un poquito de buena mañana y así ponernos las pilas. Que a muchos nos va la marcha...

A nivel local tenemos un ejemplo muy bueno en nuestro Diario de Ibiza. Desfila por sus páginas todas las semanas un catálogo fijo de fobias cuya contemplación se ha convertido en rutina tras varios años ya residiendo en la isla. Discotecas, empresarios, hoteleros, alquileres, autopistas, beach clubs, drogas, ocio nocturno, mafias, serpientes, bacterias, el catalán y los catalanes, Podemos y los podemitas, los ricachones, el Govern, los mallorquines, la ecotasa, etc, etc, etc... Todo un catálogo apocalíptico de plagas bíblicas que amenazan con arrasar Ibiza (y Formentera, no nos olvidemos) y convertirla en una especie de Benidorm "pijocutre".



Debo reconocer que algunas de esas alarmas, que no por insistentes dejan de ser realistas, están convergiendo en una "punta del iceberg" que nuestros medios parecen haber obviado. Una problemática que indica hasta qué punto el equilibrio humano de las islas está llegando a su límite. Llevamos algunos meses encontrándonos continuamente con anuncios y ofertas de trabajo para la nueva temporada. Un buen número de nuevos proyectos (y de proyectos ya consolidados) están buscando un mínimo de 40 a 50 nuevos trabajadores para la nueva temporada. Y no hay manera de encontrarlos... No hay gente suficiente residiendo en la isla para cubrir esos puestos en empresas de servicios durante el verano. Y para los de fuera es ya del todo imposible encontrar un alquiler asequible.  



¿Hace falta anticipar la que se avecina? Muchísimas empresas que tienen que dar servicio de calidad a un clientela que viene a la isla a buscar exclusividad se van a encontrar plantillas cortas y poco cualificadas. Incremento de costes para retener mejores empleados, empeoramiento del servicio y de las condiciones de trabajo. Frustración por no poder cumplir las expectativas e ilusiones de todos: empresarios, trabajadores, visitantes y residentes. Todo el mundo insatisfecho, repitiendo ese eterno mantra de "Ibiza ya nos es lo que era" que hace más de 2.000 años ya pronunció un fenicio mientras se subía a su barco para no volver jamás. En serio, estamos jodidos...


sábado, 4 de febrero de 2017

"Nativismos" y saturación turística

En los últimos años estamos viviendo un boom turístico sin parangón en las costas mediterráneas, las Baleares y, en general, el Sur de Europa. La salida paulatina de la crisis financiera que nos ha complicado la vida desde 2007 y los problemas de seguridad que sufren los países del Norte de África han dirigido toda la demanda hacia nosotros. Estamos realmente desbordados y todo apunta a que lo peor está por llegar.



La continuada presión turística está desfigurando muy rápidamente la identidad y el paisaje de esos lugares donde durante décadas parecía haberse encontrado un equilibrio. Barcelona es una ejemplo clarísimo de esa presión donde barrios enteros se han convertido en un gigante parque de atracciones para los guiris donde todos los servicios se han orientado hacia ellos. Miles de pisos han dejado de estar disponibles para alquileres residenciales y se ofrecen (con o sin licencia) a turistas por unos precios que fácilmente cuadruplican la rentabilidad para sus propietariosEso inevitablemente está desplazando a los habitantes de toda la vida que no tienen más remedio que irse a vivir a barrios periféricos o a ciudades dormitorio del extrarradio.  

Los problemas de movilidad se multiplican a la vez que los de convivencia en aquellos barrios donde los residentes están hartos de vivir rodeados de esa frenética actividad turística. Vemos noticias a diario de incidentes en la Barceloneta, el Gótico o el Raval a causa de esa difícil convivencia. La reacción de los vecinos se ha transformado en muchos casos en un rechazo hacia el turista y un clamor por recuperar la esencia de los barrios que los barceloneses quieren volver a sentir como suyos. Es esa actitud la que varios analistas han coincidido en llamar "nativismo".



El gobierno municipal parece que se ha tomado en serio el problema que supone esa saturación turística para los residentes de Barcelona. A pesar de que me causa cierta vergüenza ajena ese postureo continuado y esa supuesta superioridad moral de la "nueva izquierda" que representa perfectamente Ada Colau, no tengo más remedio que aplaudir la actitud del ayuntamiento de mi ciudad natal. Como primera medida, tal y como tomó posesión del cargo, declaró una moratoria hotelera de nuevas licencias hasta tener una idea clara de la dimensión del problema. A eso se añadió un control férreo sobre los pisos turísticos y una presión firme sobre plataformas de alquiler vacacional como Airbnb, Homelidays o Owners Direct. La idea, en palabras propias de la alcaldesa, era frenar ese caballo desbocado en que se había convertido el turismo en la ciudad para tener tiempo de respirar y poder estudiar a fondo la problemática. Evidentemente hubieron muchísimas voces que se lanzaron a lincharla mediáticamente por su insensibilidad hacia los proyectos en marcha y las licencias ya solicitadas. 



Su moratoria hotelera no ha pretendido más que desaturar zonas de la ciudad que ya se encontraban desbordadas y desviar esos nuevos proyectos hacia barrios que tradicionalmente no son tan turísticos ni tan populares entre los visitantes de la Ciudad Condal. Sobre el papel, es una medida sensata, seria y bien meditada. Veremos a medio y largo plazo si consigue difuminar un poco la presión sobre ciertas áreas de la ciudad repartiendo el peso de la demanda por toda ella.

¿Y en Ibiza? ¿Nos suena de algo esa problemática? Evidentemente estamos subidos también a ese caballo desbocado pero aquí, siendo una isla tan pequeña, el problema se magnifica y se multiplica sin remedio. Si una ciudad como Barcelona, con toda su potencia y sus posibilidades, está sudando sangre para dominar a la "bestia", ¿qué podemos hacer nosotros? Causa mucha frustración tanta palabrería y tanta pretensión de tomar medidas cuando ves que no hay medios detrás para efectivamente tomar algo de control de la situación. Las nueva legislación sobre los alquileres turísticos, en las que cada ayuntamiento, consell insular y Govern Balear tienen potestad para decidir mantienen el mismo nivel de confusión. La nueva normativa no soluciona nada si no hay un cuerpo funcionarial que la supervise y se ocupe de su cumplimiento. 



Flota en el ambiente una mala leche general entre todos los residentes de Ibiza. No solo nos hemos resignado a no poder disfrutar de nuestras mejores playas y atracciones en verano. Sentimos la presión creciente en nuestro entorno, sobre todo en lo que se refiere a los precios de los alquileres y a la saturación de nuestras infraestructuras y servicios. No ayuda nada a calmar los ánimos que encima desde Mallorca se continúe chuleando al resto de las islas con los presupuestos y los repartos de la ecotasa. Esos fondos deberían servir para tomar medidas inmediatas y visibles para proteger las áreas más sensibles de nuestro patrimonio, las que más sufren la presión del turismo año tras año. 

Aquí en Ibiza ese "nativismo" que ha ido creciendo en los últimos tiempos parece ser mucho más minoritario pero tiene más mala leche. Es fácil de entender ya que se siente mucho más huérfano y desamparado por sus autoridades locales que en otros lugares donde se enfrentan a los mismos retos con cierto criterio. ¿Cómo nos vamos a fiar de una gente que lleva 1 año para llevar a la cabo la mejora de una travesía de 800 metros en Jesús que debía acabarse en 45 días? Encima con unos defectos de obra indecentes de los que nadie se quiere responsabilizar. ¿Cómo podemos pensar que esa gente sea capaz de solucionar una problemática tan compleja? Ni en un millón de años...



Esa mala leche que mencionaba hace un momento, se ha transformado en muchos casos en un dar palos continuados desde diversos medios locales a todo lo que rodea a la problemática actual. Muchas veces con razón... Pero en bastantes ocasiones con muchos prejuicios e información muy parcial. El caso que me toca más de cerca es el de los alquileres. He llegado a leer en un artículo reciente a un periodista local afirmando que el 50% de la oferta de viviendas turísticas está dirigido por mafias extranjeras. Esto no solo es exagerado sino que además es del todo falso. La oferta de alquileres turísticos en Ibiza está dominada por una demanda incontrolablemente al alza. Así de claro...



La avalancha de solicitudes que los agentes inmobiliarios recibimos semana a semana no hace más que aumentar conforme nos acercamos a una nueva temporada. Esa demanda descontrolada, junto a un buen montón de malas experiencias en el pasado tanto con intermediarios poco profesionales (incluso piratas en algunas ocasiones) como con algunos inquilinos indeseables, han provocado que los propietarios tomen una posición de fuerza que ha disparado los precios de forma imparable. Año tras año las condiciones se endurecen mientras siguen creándose nuevas oportunidades de trabajo en temporada que no hacen más que multiplicar el efecto llamada. 

Es obvio que en situaciones tan extremas acaban apareciendo parásitos que se aprovechan de las circunstancias y de la necesidad de muchos residentes desesperados por no poder encontrar alquileres a precios asequibles. Pero, en mi experiencia diaria, son una minoría a la que propietarios serios y agentes profesionales estamos desplazando hacia una posición cada vez más marginal. La situación de mercado a la que esta demanda brutal nos está llevando otorga oportunidades a ambos colectivos de ganarse la vida de manera legal y decente. 




La historia tiene una muy difícil solución. Mucha queja y mucho supuesto malestar pero a la hora de ir a votar, aquí en Ibiza se sigue confiando en los mismos que en los últimos 40 años no han sabido (o no han querido) pensar en cómo afrontar el futuro de la isla garantizando cierto equilibrio. Alternativas con una visión mucho más localista, con ideas sensatas sobre cómo afrontar ese futuro, han acabado marginadas y relegadas a la mínima expresión. Así nos va...



sábado, 13 de agosto de 2016

¡Eh, tú! ¡Devuélveme mi isla!

¡Sí, tú! ¡Hablo contigo! El que desconoce e ignora cualquier tipo de señal de tráfico; el que carece totalmente de educación al volante y no se digna a pedir permiso ni perdón cuando me corta el paso. Tú, el que ha machacado el parachoques trasero de mi coche nuevo mientras me paraba para dejar pasar unas niñas en un paso de zebra; el que también se lo comió pocos días antes mientras hacías el gilipollas al teléfono parado en el atasco diario de entrada a Vila. ¡Tú, devuélveme mi isla!


¡Tú, sí tú! La que viene a Ibiza una semana al año y decide que las normas de la comunidad de vecinos no son para ella. La que pretende darme lecciones de educación tras llamarle la atención por aparcar donde le da la real gana y entorpecer el paso de los 30 coches de la finca. La que me explica la misma estúpida historia que los otros 50 a los que he tenido que advertir que molestaban antes que a ti. La que me falta al respeto a mi y a todos mis vecinos y pretende que la traten con respeto. ¡Tú, devuélveme mi Ibiza!


¡Oye tú! ¡Sí, tú! El promotor de pseudo-fiestas que pretende organizar el enésimo sarao en los alrededores de un parque natural. El que se atreve a decir que Ibiza ya no es lo que era por que le desmontan la "rave" para la que no tiene licencia ni la va a tener. Al que toda su panda de palmeros analfabetos le ríen la gracia y le lloran la estúpida pérdida de tiempo y dinero en varios idiomas (ninguno de ellos local). ¡Devuélveme mi isla!


¿Y tú? ¡Sí, tú! El que tiene la brillante idea de irse a pasar el día al mercadillo"hippy" de turno junto a los 25,000 turistas más que no saben qué hacer en Ibiza cuando llueve. El que no tiene ni pajolera idea de los cientos de atracciones y bellezas que la isla ofrece cuando no hace día de playa.  Ni lo sabes ni te preocupa lo más mínimo. Es más sencillo seguir al resto de la borregada, ¿no? Eres el mismo que no se ha parado a pensar que Ibiza dispone de cientos de kilómetros de costa desde los que disfrutar de sus inigualables puestas de sol. El que prefiere colapsar Benirrás cada Domingo junto a todos los que acampan, revientan y llenan de mierda su valioso entorno natural. 


¡Y especialmente tú! ¡Sí, tú! El político/cargo público/burócrata de turno, incapaz de reaccionar ni de aportar un mínimo de visión que nos de un respiro o una mínima esperanza de futuro. El que entiende que para acabar con un fuego es mejor echar más gasolina. El que apuesta por más carreteras, más parkings, más urbanizaciones, más hamacas... ¿Para qué preocuparse por tener un transporte público decente, saneamientos e infraestructuras básicos en uno de los destinos turísticos más prestigiosos del Mundo? Al fin y al cabo, si ya no queda nada que quemar, se acabó el incendio, ¿no? 

¡Definitivamente, Agosto márchate! ¡¡¡Y devuélveme mi isla!!!


domingo, 17 de julio de 2016

Y la temporada alta llegó

Surfeando como podemos el tsunami de la temporada alta en Ibiza tenemos que reconocer que la sensación de alarma y esa cierta angustia ante el caos que preveíamos no eran del todo justificadas. Al menos hasta ahora. La mayoría de las carreteras que nos han hecho sufrir en invierno se han acabado a tiempo para el verano. El hedor insoportable de las depuradoras que nos ha torturado los últimos años a la llegada del calor es casi imperceptible. El problema del agua sigue ahí, como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, pero ese es un tema a solucionar a largo plazo en el que parece se han empezado a dar pasos en firme. Es el principal reto al que se enfrenta el futuro de la isla, junto al de la vivienda residencial (que por cierto, ha ido a peor sin lugar a dudas).


El colector de la playa de Talamanca, uno de los problemas más hirientes al que nos hemos enfrentado, ha recibido ya la consideración de urgencia por parte de las administraciones responsables. Ya se ha aprobado el presupuesto y el inicio de las obras para su completa sustitución. El calor sofocante que nos machacó constantemente el verano pasado parece darnos cierta tregua. Esto acaba poniéndonos de mejor humor a los que nos pasamos el día trotando por la isla de recado en recado y de reunión en reunión.

Ver que se avanza en alguno de los temas que más nos preocupan a los ibicencos (de origen y de adopción) nos da cierto respiro que ayuda a soportar mucho mejor los atascos y la mala educación que reina en nuestras carreteras a estas alturas del año. No vale la pena meterse a hacer recuento de las situaciones que vivimos constantemente detrás del volante. Se podría llevar fácilmente un diario de todo lo que vemos y aguantamos, y solo serviría para hacernos hervir la sangre un poquito más.


Pero entonces, pasa lo que pasa siempre con Ibiza. De nuevo descubres otra playa secreta en la que tú y los tuyos volvéis a sentiros unos privilegiados, o un nuevo restaurante al lado de casa en el que pasarías todas las noches. Te reencuentras con amigos y situaciones que te hacen disfrutar de la isla como la primera vez que la pisaste. Y te vuelves a enamorar de ella. Vuelves a sentir la felicidad que te iluminó el alma el día que conseguiste convertirla en tu hogar, o incluso el día que te diste cuenta de que acabarías considerándote ibicenco de por vida. Y de nuevo desearías que el verano, esa época del año que te hace sentir tan vivo, no acabara nunca.




martes, 24 de mayo de 2016

Alquileres en Ibiza: inutilidad e impotencia

Estamos a las puertas de una nueva temporada y en Ibiza seguimos como siempre. Es decir, todos sabemos cuales van a ser nuestras peores pesadillas veraniegas y seguimos sin arreglar nada. Tenemos claro que las obras pendientes de mejora de carreteras y accesos nos seguirán torturando todo el verano. Tenemos claro que el hedor insoportable de las depuradoras hará que se nos salten las lágrimas cada vez que pasemos cerca de ellas (o no tan cerca). Sabemos que la invasión marítima de todo tipo de embarcaciones continuará destrozando impunemente nuestras praderas de posidonia, probablemente nuestro mayor tesoro.


Y sabemos, para nuestra desgracia e indignación, que nuestros políticos y administradores públicos harán lo de siempre, mostrar su gran capacidad para que todo siga igual, o peor... Permiten con indecente sonrisa cínica que nuestras playas se conviertan un año más en una vertedero de hamacas y mierda para disfrute de mafiosos a los que Ibiza les importa bien poco. Año tras año consiguen superarse en su inacabable carrera por enviarlo todo a tomar por saco. Es imposible seguir achacando esto a su inutilidad. No se puede justificar semejante nivel de permisividad para el destrozo a la simple incapacidad. Aquí la política vive en simbiosis perfecta con la especulación, como dos garrapatas que se chuparan la sangre la una a la otra. 


Una crítica así de cruda nace del disgusto y de la impotencia al contemplar el bajo nivel que demuestran las instituciones baleares para tratar los problemas graves que afronta Ibiza. Amo esta isla con toda mi alma. Cada vez que salgo a la calle y sus olores a pino y mar me invaden, no puedo sentir más que gratitud por haber podido hacer de ella mi hogar desde hace casi una década. Es por este sentimiento de apego que, cuando tratas a diario con uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la isla actualmente, ves con claridad la hipocresía y el desconocimiento total con los que nuestros políticos lo encaran. Hablo del tema de los alquileres residenciales.


La regulación de los alquileres de viviendas unifamiliares para usos turísticos parece estar más o menos bien encarada. A pesar de la falta de medios para inspeccionar y tener la amplísima oferta bien controlada, tanto los propietarios como los intermediarios sabemos a qué acogernos y cómo funciona la legislación al respecto. En cambio, el mercado de las residencias de alquiler para quien quiere establecerse (o continuar su vida) en la isla es una jungla en la que hemos acabado todos embarrados. Especialmente para la vivienda asequible, aquella a la que un trabajador medio puede acceder con un sueldo normal. Y este es un problema de futuro al que la isla tiene que meter mano ya si no quiere que en poco tiempo suframos sus serias consecuencias.

En el bando de la oferta trato cada día con todo tipo de actores en este drama: propietarios abiertos a cualquier tipo de alquiler de su piso, propietarios que no quieren ningún tipo de problema ni con la administración ni con los inquilinos, inversores que buscan maximizar su negocio dentro de la legalidad, propietarios de cualquier casa o inmueble que piensan que todo se alquila y que pueden sacar un pastón de cualquier cuchitril donde se pueda meter una cama... Me he llegado a encontrar gente que quiere alquilar su casa mientras está en obras para así sacarse un dinero con el que acabar de financiar la reforma. Trabajando en una de las más prestigiosas inmobiliarias de la isla, me tengo que contener, pero a veces me encantaría poder saltarme las buenas formas y cantarle la caña a este último tipo de gente enviándolos de vuelta a la calle con una buena patada en el trasero. 


Por el lado de la demanda, por supuesto no deja de entrar cada día gente desesperada por encontrar un lugar donde alojarse durante la temporada. Pero también me encuentro casi a diario con mucha gente con muy buena posición económica, que está dispuesta a pagar sus estancias por adelantado sin demasiados miramientos, y que están provocando una seria distorsión del mercado de alquileres. Cuando el propietario de una finca payesa tiene llamando a su puerta varios posibles inquilinos dispuestos a pagar sin problemas 5.000€ o 7.000€ al mes, ofreciendo el pago adelantado de algunas anualidades sin problemas, es totalmente lógico que los precios se disparen, y que las condiciones acaben volviéndose imposibles para la inmensa mayoría de nosotros. Y cuidado, que no estoy hablando de especuladores que buscan pisos o casas para realquilar y exprimir a todo aquel desesperado por encontrar un rincón donde dormir. Hablo de gente que simplemente quiere tener su residencia de alto nivel en Ibiza, sin mayores pretensiones. Los especuladores de medio pelo, tanto a las agencias serias como a los propietarios experimentados, nos duran 30 segundos al teléfono. 


Todo este cacao que se ha creado con la oferta y la demanda lo que principalmente ha hecho es desesperar a muchos y a desorientar a todos. Nos encontramos con muchos propietarios que no saben bien bien lo que hacer con sus casas. Eso sí, todos tienen un vecino que dice que... O un conocido que está sacando mucho por una casa que no es mejor que la suya... O un hijo que tiene un piso en Puig den Valls por el que saca varios miles de euros al mes en verano... Y aquí es donde creo que está la clave de todo. Con todos mis respetos, pero ¿qué narices tiene de turístico un piso en Puig den Valls? ¿Cómo a alguien se le puede pasar por la cabeza que un piso de 40 años en el ensanche de la ciudad de Ibiza es un inmueble apto para acoger turistas? 

El planteamiento de los usos que se le pueden dar a un inmueble residencial en Ibiza no hace más que mostrarnos la desorientación de nuestros legisladores. Se siguen dando palos de ciego y lanzando ideas al aire para ver cómo reacciona la opinión pública. Una señal clara de que quien tiene que meter mano al problema sigue perdido.


Se necesita una normativa clara dirigida a determinar por zonas (incluso por barrios) y por tipo de vivienda el tipo de arrendamiento al que puede acogerse una propiedad. Una legislación firme que incentive el alquiler residencial mediante importantes ventajas fiscales a los propietarios que dediquen sus inmuebles a ello. Hay que incentivar para que todo el mundo salga beneficiado del empuje de ese sector a día de hoy (cada uno a su nivel y dentro de sus posibilidades). Necesitamos una voluntad seria de solucionar el problema con ideas claras y conocimiento profundo del sector. Cualquier otra iniciativa es querer seguir metiendo parches para tapar las consecuencias del descontrol en lugar de atacar las causas. En definitiva, seguir mareando la perdiz como hasta ahora para continuar como estamos, año tras año...


viernes, 12 de febrero de 2016

Planeta Ibiza (y sus cabras...)

Creo que nadie puede poner en duda hoy en día que Ibiza se ha convertido en los últimos 60 años en una laboratorio sociológico digno de estudio. A una población autóctona única, descendiente de razas y culturas antiguas, prácticamente homogénea hasta los años 50 del siglo pasado, se han ido uniendo todo tipo de viajeros, turistas, inmigrantes y pasajeros que pusieron un día el pie en la isla y decidieron convertirla en su hogar. Comentábamos divertidos con una buena amiga este final de semana, que eso ha acabado derivando en una especie de planeta parecido a los que hemos visto en cualquier episodio de la saga Star Wars.


En muchos aspectos esto se ha convertido en un "planeta del borde exterior" al que van a parar todo tipo de buscavidas, aventureros y forajidos que se se sienten en esta tierra como pez en el agua. La fauna humana que ha acabado congregándose en esta isla, sobretodo en verano, le acaba pareciendo al observador habitual un rebaño heterogéneo de aliens que, a pesar de haber aterrizado aquí de una forma o de otra, sigue viviendo en su propio planeta. Eso sí, unidos a la fauna local, a la que pocas lecciones se le pueden dar en lo referente a tratar con bichos raros, conforman un zoo único en el que "maravillarse" a diario. 


Pocos pueden dudar a día de hoy que la situación de estrés y agotamiento a la que ha llegado Ibiza en los últimos años tiene como principal responsable a los propios ibicencos. Esos tranquilos, permisivos, genuinos y abiertos habitantes de la isla de antaño dieron paso con la llegada del turismo de masas a una depredación del territorio de tal magnitud que difícilmente podemos encontrar en otros lugares. Parece ser que el espíritu fenicio (en la peor de sus acepciones) que llevaba dormido durante milenios despertó con toda rotundidad cuando los habitantes de la isla empezaron a oler el dinero fácil que llegaba cada verano a mansalva en barco o en avión. Ante tal ataque a la esencia de la isla parece que han sido en realidad sus nuevos pobladores, los ibicencos de adopción, los que han acabado liderando los movimientos de protesta contra los abusos de todo tipo perpetrados aquí. 


El tema sobre los cambios dramáticos que ha experimentado Ibiza en las últimas 4 o 5 décadas daría para llenar cientos de páginas de este blog. Pero en lugar de meterme "en disquisiciones que no conducen a parte alguna" que diría Mariano, recomiendo a todo aquel que quiera profundizar en él no perderse el libro "IBIZA: LA DESTRUCCIÓN DE PARAÍSO", del periodista ibicenco Joan Lluís Ferrer. Una obra de obligada lectura para todo aquel que ame esta isla y que esté interesado en saber cómo hemos llegado hasta aquí. 


Volviendo al tema que nos ocupaba al principio. Para entender a lo que me refería con lo del Planeta Ibiza y su fauna, me viene de perlas el lío que se ha montado esta misma semana con la eliminación de las famosas cabras de Es Vedrá. Para el que no sepa muy bien de qué va la cosa (seguramente de fuera de la isla porque aquí todo Cristo se ha enterado) explicaremos lo que ha pasado brevemente. El islote de Es Vedrá, mítica, icónica y famosísima roca declarada reserva natural protegidísima desde hace décadas, se hallaba invadida por un rebaño de cabras comunes introducido ahí por sus supuestos propietarios hace otros tanto años. Los simpáticos animalitos, especie invasora y destructiva donde las haya (aunque no lo parezca), se han dedicado a sobrevivir miserablemente en la roca, pasando hambre, una sed cruel e inacabable y múltiples enfermedades durante toda su pobre existencia, arrasando a su vez toda la flora única y endémica del islote en su desesperado intento por malvivir. 


La consejería de Medio Ambiente del Govern Balear, alertada por la situación de destrucción imparable de esas especies florales, que además estaban poniendo en peligro a la fauna original de Es Vedrá, decidió acabar con el problema. Parece ser que se estudiaron todas las alternativas posibles, poniendo el tema en manos de varios expertos en conservación del medio natural de nuestras islas que llevan muchos años batallando contra "plagas" semejantes en la Sierra de Tramuntana de Mallorca. De todas las opciones viables, la que más seguridad ofrecía a los técnicos de medio ambiente, y ofrecía menor sufrimiento a las propias cabras era su eliminación "a la brava". Es decir, a tiro limpio, montando una escabechina digna de una película de Tarantino. No podemos olvidar que el islote es una superficie escarpada, abrupta y peligrosa, sólo apta para las simpáticas amigas cornudas que hasta hace poco lo estaban destrozando con total impunidad. Por eso toda opción que supusiera un peligro cierto para las personas encargadas de "retirar" a los finalmente desafortunados bichos se descartó. Y eso incluía la recogida de los cadáveres de unos animales que a plomo pueden llegar a pesar varias decenas de kilos. 


O sea, que al final no hubo más remedio que optar por la triste opción del mal menor para evitar un mal mayor. Y esa no es otra que la de matar a las cabras una a una a base de rifles y abandonarlas en la isla para que su carne muerta sirviera de alimento a varias especies de aves carroñeras que anidan en Es Vedrá. Desgradable, triste y cruel, pero necesario. 

Pues bien, como no podía ser de otra manera, en Ibiza se ha acabado montando el lío padre. Basándose en la supuesta carta de unos pescadores que dicen haber presenciado la cacería, las redes sociales han ardido de manera increíble. Ese texto, sin contrastar en absoluto, ha servido para que una serie de descerebrados hayan sido capaces de amenazar de muerte y mostrar el desprecio más "inhumano", por los responsables técnicos y políticos del tema. Como si la vida de una, dos o 50 de esas cabras, de los más comunes y asilvestradas, valiera mucho más que la de esas personas que debían hacer el trabajo sucio y poco gratificante al que se tuvieron que enfrentar. Por si el tema no fuera lo suficientemente surrealista, se ha organizado una manifestación para protestar enérgicamente por la que se ha dado ya en llamar "la matanza de Es Vedrá. 


Respeto todas las sensibilidades y reconozco sin dudarlo que las cabras de Es Vedrá se habían convertido con los años en una especie de mascotas "oficiosas" de Ibiza. Incluso tenían su propia tira cómica en una periódico local donde se dedicaban a criticar con mordacidad la política actual de Ses Illes


Puede que esto haya ayudado mucho a que la gente cogiera semejante cariño a unos animales que no habían llegado a ver en su vida y cuya situación miserable probablemente desconocían. Yo personalmente no puedo entender que se monte semejante pollo y se lancen amenazas de tal calibre a los responsables que han tenido que solucionar el desastre medioambiental al que se enfrentaba la isla. Creo que es inadmisible e injustificable que estos defensores tan fervorosos de los animales se comporten así. Y creo que su actitud desmerece el esfuerzo de muchas personas que defienden el medio natural, que están bien informadas y son muy conscientes de lo que supone en realidad un sacrilegio y lo que no. 

Este tipo de actuaciones llevan años realizándose en otras zonas de nuestro Mundo para proteger sin miramientos un ecosistema único, un tesoro irremplazable. En muy pocos de esos lugares se ha montado tal escandalera. Para mí, es esta otra muestra más de que en el Planeta Ibiza, tiene cabida todo tipo de fauna humana peculiar. no me reultaría extraño que George Lucas pasara una temporada de incógnito en Ibiza para encontrar la inspiración que lo llevó a imaginar eso mundos singulares que disfrutamos divertidos en sus míticas películas. 




martes, 8 de septiembre de 2015

¿Hay alguien a quien le importe?

Volvemos a respirar en Ibiza. Tenemos que agradecer a las lluvias de los últimos días el haber apaciguado las llamas que han estado consumiendo la isla estos dos últimos meses. No solo por haber bajado esas temperaturas que nos han torturado sin tregua desde Junio. También por haber coincidido con el final de Agosto y la bajada significativa en la presión demográfica que aplasta las Pitiusas cada verano. 


Esta temporada alta se nos ha hecho dura. Nuestra carreteras se convierten en un suplicio que demanda una paciencia infinita y unos nervios bien templados. A la saturación que sufrimos en nuestras principales vías se une la mala educación de muchos y el peligro tremendo de unos pocos salvajes que se saltan las normas a su antojo o que simplemente van tan colocados que son una auténtica bomba de relojería sobre ruedas.

El calor, los nervios, la masificación, nos ponen a muchos de mal humor, y las malas formas se apoderan de nuestras relaciones. En general, los sensación y los comentarios de todos los que nos dedicamos a recibir visitantes de cierto nivel, han coincidido en el hecho de no haber vivido nunca antes en Ibiza situaciones tan tensas ni tan desagradables como las que hemos tenido que enfrentar a menudo este verano


Lo que ha quedado claro, sin duda alguna, es que la isla ni está preparada para soportar esta presión creciente cada verano, ni nadie parece en serio preocuparse en poner los medios para no cargárnosla en cuestión de muy pocos años. Los grandes atractivos de la isla se degradan a paso de gigante. Las playas se ven saturadas de hamacas, de vendedores ambulantes, de papeleras y contenedores de basura rebosantes de porquería. Nuestro mar y sus fondos, uno de los mayores tesoros de este paraíso natural, aparecen llenos de plástico, manchados de colores incomprensibles, sembrados de pura mierda que los miles de barcos que asedian nuestras costas vacían sin pudor desde su sentinas, o que simplemente viene derivada y sin tratar de unas depuradoras obsoletas e incapaces de generar nada más que un hedor insoportable que algunos días llega a provocar incluso lágrimas de irritación (y de impotencia).


Y aquí es a donde quería ir yo a parar. ¿Cómo uno de los lugares que mejor ejemplifica la vanguardia a nivel turístico y de ocio en todo el Mundo se puede permitir una gestión tan nefasta de sus infraestructuras y de sus servicios públicos? Nadie puede creerse que con la riqueza que genera esta isla durante 6 meses al año tengamos unos sistemas de gestión de residuos tan obsoletos, ineficaces y desfasados. Incapaces de no machacar la isla, sus recursos y sus habitantes como para llegarnos a indignar. Carreteras saturadas, transporte público casi inexistente y poco adecuado a las características y necesidades de la isla, sistemas de recogida de residuos insuficientes, depuradoras ineficaces, plantas desalinizadoras paralizadas, colectores submarinos que se rompen cada 3 días, canalizaciones de aguas residuales y pluviales vergonzosas, acuíferos salinizados y sobreexplotados... ¡Todo un puñetero desastre! ¡Una verdadera vergüenza!

¿Y qué estamos haciendo los ibicencos para resolver esto? Una isla como Ibiza, debería ser un ejemplo, un referente mundial a seguir en la gestión de todos estos puntos que acabo de detallar. Y eso, al fin de cuentas, está en manos de los ibicencos, nativos y de adopción. Debemos exigir que se ponga solución definitiva a esta situación indecente. La inacción y parálisis burocrática de nuestras administraciones es inasumible si queremos que nuestras islas tengan un futuro

Parece que nuestros vecinos de Fomentera se han dado cuenta y ya están tomando medidas, restringiendo accesos y exigiendo el poder tomar las riendas de la gestión de sus infraestructuras y recursos. Lo tienen fácil, solo se han de fijar en Ibiza para saber cómo se tiene que actuar (o no actuar, para ser más justos). 


Tenemos suerte de la coyuntura en la que se encuentran nuestros principales destinos competidores en el MediterráneoNunca me había encontrado antes a tanta gente desencantada con Ibiza como este año.  ¿A qué esperamos para ponerles las pilas a los responsables de las distintas administraciones públicas que tienen que solucionar esta situación insostenible? En serio, ¿nos importa de verdad lo que está pasando en nuestra isla? 


lunes, 15 de junio de 2015

Ya estamos en pleno lío

Ya estamos metidos de lleno en esa época del año en Ibiza que todos tememos y a la vez esperamos con ansia.  Es esa época del año en que nuestras carreteras se saturan, donde salir de un cruce puede significar minutos de ver pasar coches y más coches, exigiendo de nosotros una paciencia infinita para no cometer ninguna imprudencia. Donde nuestro temple se pone a prueba para soportar conductores que no saben donde van, o a los de siempre que no respetan líneas continuas ni límites de velocidad


Es aquella época del año donde los puntos negros de nuestras principales vías se perciben más negros que nunca, recordándonos que la isla crece a pasos agigantados y sus infraestructuras no le pueden seguir el ritmo. Las desaladoras paradas y las depuradoras saturadas son otro buen ejemplo de ello. La sequía que se anticipa, con los niveles del agua subterránea que da vida a Ibiza en los registros más bajos de las últimas décadas, se unen al previsible drama que vamos seguramente a vivir en tan sólo unas pocas semanas. 
Sabemos que vamos a ver cómo maltratan a nuestra isla, cómo la exprimen y la hacen sufrir, y no podemos dejar de sufrir por ella.


Y la isla en cambio, se defiende mostrándonos su cara más divertida, más amable. Sus noches magnéticas, su mar y sus cielos deslumbrantes, sus colores preciosos mezclados con un paisaje humano que llega a Ibiza ansioso de disfrutar y dejar atrás la monotonía y el agobio del resto del año. 


La isla se renueva cada verano, se reinventa, evoluciona y se revoluciona hasta desbocarse durante unas pocas semanas de temporada alta altísima. Y nosotros nos dejamos llevar por esa locura, casi sin poder respirar, deseando que todo acabe pronto y que no acabe nunca. Deseando volver a vivir, año tras año, esa experiencia mágica que nos dejó pegados un día a esta tierra hasta desear hacerla nuestra. Es una pena que no podamos librarnos de esa angustia que nos causa el saber que, por un lado o por otro, Ibiza se romperá, aunque sea tan solo un poquito, para no volver a ser nunca más la que fue ayer. 

viernes, 3 de abril de 2015

El 2015 viene fuerte...

Todas las previsiones para la temporada 2015 en Ibiza nos van mentalizando para lo que se nos echa encima. Parece que este año el "overbooking" va a ser generalizado, a todos los niveles. Llevamos semanas recibiendo a diario los anuncios de fechas de aperturas de los clubs y de sus fiestas semanales. Estamos ya al día de muchas de las novedades, cambios y lanzamientos que vamos a disfrutar este verano.


Muchos establecimientos se han aventurado a abrir esta Semana Santa para no cerrar hasta Octubre e incluso muchos de ellos han permanecido abiertos todo el invierno. Llegan además nuevos proyectos que aterrizan con la intención de marcar un antes y un después en la historia de la isla. Se me ocurre como el mejor ejemplo de ellos el proyecto de los hermanos Adrià junto al Cirque du Soleil, que promete convertirse en una experiencia única en el Mundo. Esperamos que no sólo esta nueva aventura triunfe sino que además se consoliden otros proyectos punteros que han apostado por Ibiza en las últimas temporadas.



En el sector de los alquileres y los servicios de lujo, nos encontramos que en estos momentos del año las principales agencias han superado ya las cifras de reservas de la temporada anterior. Y eso que Abril y Mayo son dos de los meses más intensos en la búsqueda y el cierre de estancias vacacionales. Algún beach club emblemático de la isla ha colgado esta semana el cartel de completo para su fiesta más conocida sin ni siquiera haber inaugurado la temporada (ni una hamaca disponible para Julio y Agosto). La cosa viene realmente fuerte... El propio Abel Matutes, uno de los artífices de este nuevo boom que está viviendo la isla gracias a su Ushuaïa y su Hard Rock Hotel, advierte estos días del serio peligro de que la cosa se desborde este verano.


En la vertiente negativa, el hecho de que Ibiza se haya convertido en el destino vacacional más deseado de este lado del Planeta, está trayendo alguna consecuencia poco deseada para los que viven y trabajan aquí. El primer síntoma reconocible es la enorme crisis de vivienda de alquiler residencial que estamos sufriendo. Los precios se han disparado de tal forma que para los habitantes más jóvenes y para los trabajadores de temporada el encontrar casa a precios razonables se ha convertido en una utopía


Algunos afectados se están organizando en asociaciones que pretenden denunciar los supuestos excesos de ciertos propietarios y falsos agentes (en realidad mucho buitre estafador) que exigen condiciones imposibles de cumplir para poder acceder a un alquiler de larga duración. Fruto de su indignación amenazan con enviar anuncios que ellos encuentran abusivos a Hacienda y a la Guardia Civil. Un esfuerzo que va a ser inútil, no sólo por ingenuo e injusto, y que corre el peligro de convertirse en una estúpida caza de brujas.

La solución a este problema pasa por ser política, a través de incentivos a los alquileres residenciales y un mayor control presupuestario de las actividades de alquiler vacacional. Como siempre, a los partidos gobernantes en las islas de momento eso no les acaba de interesar, adolecen de su incapacidad de reacción habitual o no aportan más que parches que distan de dar una respuesta eficiente a ese problema. Aunque se vislumbra en el horizonte de las próximas elecciones alguna nueva formación que parece tener claros los temas que realmente preocupan a los ibicencos y la manera seria de afrontarlos. No todo está perdido. 


Sea como sea, lo que volvemos a tener claro este año es que no nos vamos a aburrir. Los próximos meses vuelven a presentarse como apasionantes, en lo bueno y en lo malo. Más vale que nos vayamos mentalizando y los afrontemos con positividad y unas ganas enormes de trabajar para que la isla siga con esa inercia imparable que la ha convertido en el motor económico de las Baleares. Siempre sin olvidarnos de respetarla, de cuidarla y de disfrutar de todas las maravillas que esta tierra nos ofrece. Ibiza se lo merece.