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viernes, 3 de abril de 2015

El 2015 viene fuerte...

Todas las previsiones para la temporada 2015 en Ibiza nos van mentalizando para lo que se nos echa encima. Parece que este año el "overbooking" va a ser generalizado, a todos los niveles. Llevamos semanas recibiendo a diario los anuncios de fechas de aperturas de los clubs y de sus fiestas semanales. Estamos ya al día de muchas de las novedades, cambios y lanzamientos que vamos a disfrutar este verano.


Muchos establecimientos se han aventurado a abrir esta Semana Santa para no cerrar hasta Octubre e incluso muchos de ellos han permanecido abiertos todo el invierno. Llegan además nuevos proyectos que aterrizan con la intención de marcar un antes y un después en la historia de la isla. Se me ocurre como el mejor ejemplo de ellos el proyecto de los hermanos Adrià junto al Cirque du Soleil, que promete convertirse en una experiencia única en el Mundo. Esperamos que no sólo esta nueva aventura triunfe sino que además se consoliden otros proyectos punteros que han apostado por Ibiza en las últimas temporadas.



En el sector de los alquileres y los servicios de lujo, nos encontramos que en estos momentos del año las principales agencias han superado ya las cifras de reservas de la temporada anterior. Y eso que Abril y Mayo son dos de los meses más intensos en la búsqueda y el cierre de estancias vacacionales. Algún beach club emblemático de la isla ha colgado esta semana el cartel de completo para su fiesta más conocida sin ni siquiera haber inaugurado la temporada (ni una hamaca disponible para Julio y Agosto). La cosa viene realmente fuerte... El propio Abel Matutes, uno de los artífices de este nuevo boom que está viviendo la isla gracias a su Ushuaïa y su Hard Rock Hotel, advierte estos días del serio peligro de que la cosa se desborde este verano.


En la vertiente negativa, el hecho de que Ibiza se haya convertido en el destino vacacional más deseado de este lado del Planeta, está trayendo alguna consecuencia poco deseada para los que viven y trabajan aquí. El primer síntoma reconocible es la enorme crisis de vivienda de alquiler residencial que estamos sufriendo. Los precios se han disparado de tal forma que para los habitantes más jóvenes y para los trabajadores de temporada el encontrar casa a precios razonables se ha convertido en una utopía


Algunos afectados se están organizando en asociaciones que pretenden denunciar los supuestos excesos de ciertos propietarios y falsos agentes (en realidad mucho buitre estafador) que exigen condiciones imposibles de cumplir para poder acceder a un alquiler de larga duración. Fruto de su indignación amenazan con enviar anuncios que ellos encuentran abusivos a Hacienda y a la Guardia Civil. Un esfuerzo que va a ser inútil, no sólo por ingenuo e injusto, y que corre el peligro de convertirse en una estúpida caza de brujas.

La solución a este problema pasa por ser política, a través de incentivos a los alquileres residenciales y un mayor control presupuestario de las actividades de alquiler vacacional. Como siempre, a los partidos gobernantes en las islas de momento eso no les acaba de interesar, adolecen de su incapacidad de reacción habitual o no aportan más que parches que distan de dar una respuesta eficiente a ese problema. Aunque se vislumbra en el horizonte de las próximas elecciones alguna nueva formación que parece tener claros los temas que realmente preocupan a los ibicencos y la manera seria de afrontarlos. No todo está perdido. 


Sea como sea, lo que volvemos a tener claro este año es que no nos vamos a aburrir. Los próximos meses vuelven a presentarse como apasionantes, en lo bueno y en lo malo. Más vale que nos vayamos mentalizando y los afrontemos con positividad y unas ganas enormes de trabajar para que la isla siga con esa inercia imparable que la ha convertido en el motor económico de las Baleares. Siempre sin olvidarnos de respetarla, de cuidarla y de disfrutar de todas las maravillas que esta tierra nos ofrece. Ibiza se lo merece.