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viernes, 9 de enero de 2015

"Ibiza ya no es lo que era..."

"Ibiza ya no es lo que era...". Esta frase parece que fue pronunciada por primera vez por un comerciante fenicio a unos amigos egipcios en una taberna de Alejandría, allá por el año 600 antes de nuestra era (tomo prestada esta genial introducción del imprescindible blog de Danny Kay, "Ibiza Holiday Secrets"). No hay viajero ni turista que no haya oído esta sentencia varias veces antes, durante y después de su primera visita a Ibiza. Probablemente desde hace muchos y muchos años...


Bromas aparte, parece que las primeras impresiones que deja la isla a cualquiera que haya puesto sus pies en ella a lo largo de los siglos acaban mudando y convirtiéndose en una especie de nostalgia que no deja de tener cierto tono negativo. Danny lo atribuye en su blog a la evolución psicológica natural de toda persona que haya puesto sus pies alguna vez en este rincón del Mediterráneo. Lo llega incluso a comparar con una especie de virus contagioso que afecta a prácticamente todos y que se debe al hecho de que somos las personas las que cambiamos y maduramos a lo largo de los años, no los lugares.

Lo que claramente pierde de vista nuestro amigo "blogger" es que Ibiza cambia y evoluciona a un ritmo imparable. Me atrevo a decir que no solamente lo hace sino que además, desde su modesta geografía, es vanguardia del cambio desde hace muchas décadas. Es por eso que ha sido y sigue siendo el centro de gravedad de muchísimas personas y personajes, polo de atracción de creatividad y de tendencias que se expanden y crean escuela por todo el Mundo. 

Es evidente que la propia evolución de la isla hace madurar hasta dejar obsoletos esos clichés que para muchos significaron la esencia de lo que un día los enamoró. Pero también es evidente que esa transformación, año tras año, ha significado que Ibiza no haya dejado de ser nunca la punta de lanza de todo lo que ha acabado marcando su propia época. Partiendo de la autenticidad bohemia de los años previos al boom turístico de la década de los 60... 

Pasando por la "colonización" hippy que marcó la identidad de la isla para siempre...

O por los alocados años 80 con toda su sensualidad, su glamour y sus excesos...



Hasta las últimas dos décadas con la consolidación de la electrónica y los superclubs, los aftersla música chill-out y las fiestas interminables en cualquier rincón de la isla...



Y finalmente, en nuestros días, el reinado de los DJs y los "beach clubs", la aparición de nuevas ofertas de ocio, alternativas, más maduras. No se puede poner en duda que hoy el turismo de lujo se ha convertido en el motor que está moviendo notablemente la economía local y que está empujando a Ibiza hacia una de las mayores transformaciones de su historia.



No, amigo Danny, no es sólo que la gente madure. Esta isla evoluciona y revoluciona nuestra cultura a una velocidad vertiginosa. Se mueve marcando dirección y tendencias que muchos otros destinos del planeta imitan, desde nuestro entorno mediterráneo hasta los desiertos de Estados Unidos, o las selvas de Brasil. Y lo que maravilla es la capacidad que tiene de reinventarse continuamente para ser ese lugar que fascina, atrae y atrapa, generación tras generación, sin dejar de mantener su esencia, su espíritu de libertad como principal marca de identidad.



Eso sí, que no nos deslumbre esa energía tan especial que desprende Ibiza. No es ilimitada, y si no la cuidamos, la respetamos y la protegemos, podemos acabar viendo cómo desaparece para siempre convertida en una simple caricatura de lo que una vez fue.