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miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿En qué isla vivimos?

De vez en cuando se producen en Ibiza noticias que no hacen más que dejarle a uno atónito. En los últimos días hemos asistido perplejos al espectáculo de la degradación cada vez más seria de la playa de Talamanca. La que fue en su día una de las playas urbanas más bonitas de todo el Mediterráneo se ha convertido, por la inacción y la pasividad de nuestros gobernantes, en una auténtica cloaca.

Llevamos años leyendo como cada verano el colector que atraviesa esa playa se rompe, se estropea o se deshace, inundando toda esa preciosa bahía de pura mierda. Sé que puede ser desagradable decirlo así de crudo, pero es lo que está pasando cada vez con mayor frecuencia y con peores consecuencias. En los últimos años no es extraño que cualquiera que se bañe en las aguas de Talamanca se encuentre con algún tipo de "ñordo" flotando alegremente muy cerca de él, o varado en la orilla como una pequeña ballena esperando que alguien la rescate. Eso en las épocas en que aparentemente "nada" sucede (y en las que se achaca lo sucedido a algún propietario de embarcación incívico, o directamente "guarro").

Cuando en cuestión de pocos meses se debe cerrar al baño la playa entera por vertidos fecales, en varias ocasiones, durante varios días, el tema toma cariz de grave y urgente. No sólo por el perjuicio que eso está generando a vecinos, a visitantes y a propietarios de negocios de la zona, sino porque se trata ya de un tema de salud pública. Ibiza se está convirtiendo en una de las "Mecas" vacacionales del turismo exclusivo y de lujo en medio Mundo, referenciada, respetada y deseada. Y nosotros castigamos a nuestros visitantes durante todo el verano con depuradoras ineficientes que inundan el aire de un olor nauseabundo y de playas idílicas minadas de excrementos en pleno corazón de nuestra capital, cuyas calles y costas se han declarado Patrimonio de la Humanidad. ¡Un aplauso bien fuerte para quien está permitiendo eso! No dejamos de leer que las diferentes administraciones públicas responsables de arreglar este "merdé" se pasan la pelota unas a otras en lugar de arremangarse y enfocarse en serio en solucionarlo de una vez por todas. ¡Una vergüenza!


Para acabar de completar el nivel de indignación leemos que se acaba de inaugurar el nuevo mirador localizado en uno de los lugares más emblemáticos de Vila, en Sa Penya, junto al Museo-Casa Broner. ¿Y qué se destaca de esa nueva aportación cultural al patrimonio histórico-artístico de la ciudad? El asco y las nauseas que tuvieron que soportar todos los asistentes a la inauguración de la nueva exposición anunciada en todos los medios.


¿Por qué? Pues por que la calle donde se ubica este emblemático lugar es otra cloaca al aire libre. Y en este caso no por un problema "técnico" como en Talamanca, sino porque la gente que vive en esa zona de Ibiza hacen que la palabra "guarros" se quede corta a la hora de describirlos. No sólo se cagan en los balcones de las casas que ocupan, sino que se mean por toda la calle, especialmente sobre el mirador, porque todos sabemos que una buena meada no sienta igual de bien si no se realiza en toda su magnificencia mientras se disfrutan de unas vistas inmejorables. Bueno, inmejorables si uno mira al frente, hacia la vecina Formentera, porque si se tiene la mala idea de mirar hacia abajo, este es el panorama al que se enfrenta:


Lo más fuerte de todo esto es que el problema no es nuevo. Lo que se ve en la foto es seguramente la basura acumulada en pocos días, quizás en un par de semanas. Y es que esto es la práctica habitual de los vecinos de este barrio, ya que el ayuntamiento envía una brigada especial de limpieza que se juega el tipo cada poco tiempo para retirar toda su mierda. Pero no han pasado ni unas pocas horas que esa gentuza vuelve a usar los acantilados de la ciudad como su vertedero particular. La palabra indignación se queda corta para describir lo que uno siente al ver esto cada vez que sale o entra de la ciudad por vía marítima. Porque, sí señores, aunque no lo creamos, esta es la primera imagen que la gente se lleva cuando entra o sale navegando de una de las ciudades más bonitas de todo el MediterráneoHace años que, como amante incondicional de la arquitectura y la historia de mi tierra de adopción, tengo ganas de pasarme a visitar la Casa Broner, pero para llevarme un mal recuerdo y coger una ataque de mala leche, paso. 


No me cabe en la cabeza que un ayuntamiento del siglo XXI permita esta degradación de dos de sus puntos más emblemáticos. El problema lleva años ahí a la vista de TODOS, sin que ningún gobierno municipal, independientemente de su color político, haya hecho el esfuerzo serio de solucionarlo. ¿A qué están esperando? ¿A que esto aparezca en las páginas de alguna publicación internacional de prestigio y nos saquen los colores a todos por permitirlo? ¡Déjense de luchas internas y partidistas y hagan honor al sueldo que entre todos les pagamos para poner fin a estas cosas! ¡Un poco de AUTOESTIMA y de DIGNIDAD, señores!