Por supuesto nos costará mucho
llegar a los niveles de antes del “gran bajón” actual. Eso si algún día
llegamos, porque dudo mucho que nuestra sociedad se permita el lujo de volver a
caer en semejante desbarajuste. Veo demasiadas señales de que eso no volverá a
ocurrir y por supuesto veo con verdadero optimismo que no será así porque
nosotros ya nunca volveremos a ser los mismos de antes.
No cabe duda de que esta vivencia
nos ha hecho a todos mucho más resabiados, mucho más prudentes, hasta desconfiados, si lo preferís. Estamos compartiendo entorno con gente que ha caído mucho más
profundamente en el pozo en el que estamos todos, y eso nos ha dado una nueva
consciencia sobre el valor de la solidaridad y del esfuerzo colectivo. De esta
“gran depresión” que vivimos vamos a salir más fuertes y sí, más solidarios.
Mucho más concienciados de donde hemos fallado para no volver a cometer los
mismos errores. Pasando de ideologías más o menos liberales, siempre he creído
que hemos sido los niños mal criados de “papá Estado” en las dos o tres últimas
décadas. La realidad se ha ocupado ahora de darnos un buen guantazo para
hacernos madurar de golpe. Nos toca asumir que las ayudas sociales van a tener
que ser mejor dirigidas, bien enfocadas para que lleguen a los que más las
necesitan. Y el resto deberemos pasar con un poco menos. Lo que parece seguro
es que se van a acabar los mamoneos, el derroche, los amiguismos y las
corruptelas descaradas. Vamos a estar mucho más atentos a quién y a cómo
administra nuestro patrimonio común y difícilmente volveremos a permitir lo que
hemos permitido ni volveremos a mirar para otro lado mientras ese desmadre no
nos afecte a nosotros de forma directa. Eso se acabó.
Vislumbro ahora una sociedad ya
emergiendo con otros valores. Puede que de inicio sea porque estamos muy poco
dispuestos a tragar de nuevo todo lo que hemos tragado, más que por un
convencimiento profundo y maduro. Pero mientras este primer paso se dé, a mí ya
me vale. Necesitamos reajustarnos, hacer un “reset”, deshacernos de toda la
porquería que nos ha dirigido y se ha aprovechado del sistema para agenciarse
unos privilegios que no merecen. Me parece percibir con seguridad que estamos
todos listos para empezar a apuntarnos a esa regeneración que todos estamos
necesitando para sanear nuestros ánimos y encarar el futuro con la ilusión que
todos merecemos.
Dicen que debemos siempre
recordar de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Puede que aún no
estemos todos de acuerdo o incluso no tengamos todos claro hacia dónde queremos
ir. Pero lo que seguro sabemos todos, sin excepción, es que no queremos
continuar por este mismo camino. Y ese, queridos míos, es para mí lo que marca
un nuevo comienzo que no puede ser más que esperanzador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario