Pages

miércoles, 6 de marzo de 2013

Motivos para el optimismo (parte II)

Los últimos 2 años, cada vez que comentamos a amigos, familiares y conocidos nuestra intención de volver para España en cuanto podamos, la respuesta es casi siempre la misma “¿estáis locos, dicen que todo el mundo está deseando marchar y vosotros queréis volver ahora? ¿Es que no veis en las noticias lo mal que está todo aquí?”. Nos digan lo que nos digan, pensamos que para volver a casa todo momento es bueno. No nos mueve solamente el echar de menos a nuestra gente, es que, con crisis o sin ella, estamos convencidos tras tanto tiempo fuera que como en nuestro país no se vive en ningún lugar del Mundo.


Entendemos el machaque constante al que estáis sometidos por los medios de comunicación, que son los primeros que utilizan ese goteo continuado de noticias desalentadoras para manteneros pegados a la pantalla. Entendemos el drama de los desahucios hipotecarios y de los niveles de paro descontrolados. Entendemos el daño que los recortes están haciendo a los servicios básicos de los que hemos disfrutado (incluso abusado en algunos momentos) en los últimos 25 o 30 años. Pero también sabemos que para ver las cosas con claridad y con un espíritu renovado necesitáis salir de esa realidad que os tiene apresados. 


Hablamos con vosotros y parecéis estar metidos bajo el agua sin posibilidad de salir a respirar. Lo único que os explican constantemente es que os ahogáis junto al resto del país, sin posibilidad de subir a tomar aire. Y eso no es así porque desde fuera, desde otros países con unas realidades muy distintas y otras formas de ver la vida, observamos que el futuro no está tan oscuro como os lo pintan.

Los que tenemos la suerte de estar lejos, apartados de esa lluvia constante de pesimismo y desánimo, no nos dejamos influir tan pesadamente por todo el barullo mediático que llega desde nuestro país. Es más, vemos que lo que está pasando, a un ritmo cada vez más acelerado, es un cambio a positivo a muchos niveles, tanto sociales, como políticos y económicos. Por favor, seamos serios ¿a alguien le sorprenden ahora esos casos destapados de corrupción generalizada? ¿Nadie sabía ni sospechaba nada? ¿A alguien le sorprende ver que no podemos sostener un estado del bienestar inflado artificialmente en una sociedad en general muy poco entusiasta a la hora de cumplir con sus obligaciones fiscales y tributarias? ¿Alguien creía que la vaca que llevamos años ordeñando se alimentaba del aire que respira? En España, en los últimos 30 años, nos hemos acomodado a arrimar la boca a la teta de esa vaca, que partidos y gobiernos han procurado mantener llena para poder prolongarse en el poder. 


Hemos alimentado los privilegios de bancos y cajas sin pararnos a pensar en que nos estaban timando y han aprovechado nuestra ignorancia en complicidad directa con los principales partidos que han ostentado el poder. No nos engañemos, algún día tenía que reventar todo y ponerse en su sitio. Ese día ha llegado. Es una ley natural ineludible e implacable que se cumple sin miramientos. Expresándolo de forma llanera y clara, el Universo pone las cosas en su sitio cada vez que se desmadran y nosotros no somos más que simples átomos flotando alegremente en uno de sus confines.


Lo que la realidad que se vive en España quizás no nos deja ver es que estamos en un momento de giro fundamental, un cambio histórico de la forma en que entendemos el Mundo y en cómo vamos a vivir en él los próximos años. Esta crisis, a todos los niveles, es una oportunidad única para pararnos a respirar y darnos cuenta de lo preciado que es todo lo que hemos disfrutado hasta ahora. Eso no significa que no lo podamos continuar disfrutando en el futuro. Simplemente vamos a tener que dosificarlo de manera que lo disfrutemos con mucha más intensidad las veces que podamos acceder a ello a partir de ahora. Pensadlo bien, nos hemos convertido en una sociedad aburrida y empachada de privilegios, ocio y disfrute. Y nos hace falta una crisis tan profunda como esta (una “guerra”, parafraseando a nuestros abuelos) para disfrutar lo que tenemos ahora en el plato. Somos muchos más a repartir y nos toca pasar con menos. Yo lo veo así de simple…


Me gusta bromear con amigos y conocidos diciendo que en casa estáis demasiado "machacados" últimamente y necesitáis que volvamos los que llevamos tiempo fuera. Venimos con aires e ilusiones renovadas para dar un buen empujón a los que estáis intentando tirar para adelante todos los días. Necesitáis de nuestro optimismo y de nuestras ganas de volver a disfrutar de lo mejor de nuestra tierra y de nuestra gente. Está claro que somos privilegiados de vivir donde vivimos y de ser de donde somos. Nos falta cierta disciplina y hasta cierta voluntad de superación, nos hemos acomodado en unos privilegios que eran en la práctica insostenibles y tenemos que reinventarnos y ajustar nuestro modo de vida para poder continuar mirando hacia el futuro con ilusión. Nos sobran potencial, capacidad y orgullo. Necesitamos dejar la mente en blanco unos momentos, volver a ver el vaso medio lleno para acabar de convencernos que vamos a salir para adelante todavía más fuertes. Nuestros "pies de barro" se han endurecido y pisamos ahora sobre seguro. Un amigo me envió hace pocos días un vídeo genial que expone esta misma actitud para convencernos de que somos capaces de volver a la senda de crecimiento y de prosperidad que hemos perdido los últimos años. 
Ya basta de lamentarnos y de considerar que somos una generación perdida. Desde la distancia, entre tanta noticia pesimista y desalentadora se empiezan a vislumbrar, ahora sí, novedades que nos hacen mantener la esperanza en que podremos volver a prosperar, en el mejor de los sentidos. Se empieza a ver que la gente se moviliza, se espabila, se busca la vida con nuevas profesiones y nuevos negocios. Muchos marchamos en su día con la idea de volver y poder aportar lo aprendido fuera. Y qué mejor momento para volver que cuando más se necesita de nuestra energía y nuestro optimismo renovados.




No hay comentarios:

Publicar un comentario