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domingo, 19 de mayo de 2013

Brasil: y el futuro llegó...

Tomando de nuevo como referencia el libro de Stefan Zweig que inspiró el título de este blog, parece que ese "país de futuro" que ya es Brasil se enfrenta al reto de demostrar al resto del Mundo que efectivamente llegó el momento de convertirse en ese líder que todas las previsiones anticipan. Con los ojos del planeta atentos al desempeño de los próximos acontecimientos internacionales a ser celebrados en breve en este "gigante adormecido", parece que las dudas por la desaceleración económica de los dos últimos años hacen mella en el hasta ahora alto nivel de autoconfianza que el brasileño disfrutaba.


A pesar de que Brasil vive un momento económico que requiere bastante precaución, principalmente por el bajo crecimiento del último año y de las proyecciones para este 2013, y de algunas señales de aumento inflacionario, el país vive también un gran y positivo empuje en lo social. Especialmente destacable es el que ya disfruta su clase media, que representa prácticamente al 50% de la población, y el mínimo histórico en los niveles de desempleo. A un año del inicio del Mundial de Fútbol y poco después la llegada de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Brasil intenta también conseguir la organización de la Expo 2020 en Sao Paulo, con una estimación de 30 millones de visitantes. Está claro que la cultura brasileña va a conseguir una atención importantísima en los próximos años que ayudará a la promoción universal del país, pero que a la vez supondrá una presión extra a la hora de ser juzgados como país capaz de ejercer el liderazgo que anhela.



Pero no todo son flores. El tiempo pasa, y rápido. Brasil necesita espabilar y atacar los problemas de base, de infraestructuras. No puede aceptar vivir en el clima de guerrilla urbana que está viviendo. Podemos afirmar que a día de hoy es más peligroso caminar por algunas zonas de Sao Paulo que hacerlo por ciertos países de Oriente Medio que están en guerra desde hace años. El miedo se ha apoderado de las mentes de los ciudadanos, que no pueden por más tiempo vivir presos tras las rejas de sus enormes condominios. La justicia brasileña necesita ser rápida y eficiente, pues la credibilidad del país sufre enormemente cuando se ven a diario en los noticiarios de televisión juicios de asesinatos que acontecieron hace casi dos décadas.



Brasil necesita una revolución educativa, un esfuerzo a todos los niveles de su gobierno y de su sociedad para continuar creciendo, aumentando las rentas y la productividad. Se necesita un cambio radical en el área sanitaria, con mucha más seriedad en el manejo del dinero público y un respeto cierto a los ciudadanos. La solución no pasa por construir nuevos hospitales sino por equipar convenientemente los ya existentes y por remunerar adecuadamente a los que trabajan en ellos. El gigante de América Latina necesita agilizar sus leyes, y dejarlas claras, pues las obras de carreteras, puertos, aeropuertos y tantas otras necesarias no pueden sufrir semejantes retrasos a la hora de conseguir sus licencias y su aprobación. Es más, deben contar con la debida seguridad jurídica, se deben cumplir y respetar los contratos de obras públicas que han sido un agujero negro por el que se han desvanecido fondos públicos incesantemente.

El futuro ha llegado para Brasil, y el país necesita estar preparado para realmente alcanzar ese papel protagonista que desea en el Mundo globalizado actual. 


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