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sábado, 9 de noviembre de 2013

El triunfo del producto ibicenco

El producto ibicenco es excepcional. La tierra roja y rica de la isla proporciona un sabor auténtico e intenso a frutas, verduras, especias y hierbas que se transmite además a todo producto que se prepara con ellas. Eso se puede puede ampliar también a los productos de animales criados aquí. Las carnes del cordero y del cerdo autóctonos, los huevos, los quesos y yogures que se elaboran son de una calidad extraordinaria. Si todo eso lo ampliamos a lo que sale del mar que rodea a las islas tenemos como resultado una gastronomía riquísima de sabores mediterráneos como los de toda la vida. 

Los ibicencos conocen el potencial de su tierra y de sus productos, nunca han dejado de apreciarlos. Aunque habían dejado un poco de lado el campo para concentrarse en el el turismo y todo lo que lo rodea, la crisis ha obligado a muchos a replantearse una vuelta a lo tradicional. Ese aprecio renovado en los últimos tiempos por el producto de proximidad les ha dado el último empujón para volcarse en el cultivo de materias primas de altísima calidad que se habían ido perdiendo con los años. Este nuevo impulso no sería posible sin el aprecio incuestionable del consumidor local. Los puntos de venta tradicionales, donde siempre se han abastecido de producto fresco autóctonos y forasteros parecen continuar en buena forma.



Personalmente, nos encanta desplazarnos a las pequeñas tiendas de productos frescos locales diseminadas por toda la isla. Ahí nos proveemos semanalmente de frutas y verduras acabadas de recoger del árbol o del propio campo. Por supuesto, los profesionales de la restauración de las islas son los primeros que aprecian, promocionan y estimulan el consumo de este producto local. Tanto nacionales como extranjeros saben de la riqueza y variedad de la materia prima que pueden encontrar aquí y no dudan en incorporarlas a sus recetas, menús y preparaciones. Figuras relevantes y bastante mediáticas de la gastronomía del Reino Unido, Alemania y Holanda, entre otros, han dedicado numerosos programas y libros a la riqueza de sabores de Ibiza y Formentera.



Un buen ejemplo de la nueva vitalidad y relevancia que está tomando el producto ibicenco lo encontramos con el éxito de los vinos de todo tipo y especialmente del aceite de oliva virgen. Fincas de toda la vida centradas en otros cultivos se dedican ahora a priorizar la producción de aceites de oliva de extraordinaria calidad. Las cooperativas han resurgido con fuerza y empiezan a presentarse fuera de las islas, compitiendo en precio y calidad con productores de todo el Mediterráneo. Un buen número de nombres y marcas han nacido en los últimos años. Nombres de productores de toda la vida han empezado a tomar seria relevancia. Hablamos de marcas como por ejemplo Can Rich (productores tradicionalmente de vinos), Es Pla de N'Ortiz, Can Miquel Guasch, Joan Benet o el premiado internacionalmente Oliada. Todos ellos se han agrupado bajo el sello Oli d'E para crear sinergias y aunar esfuerzos en la promoción y las ventas de este excelente producto.



Otro ejemplo a destacar de cómo el producto pitiuso está tomando un nuevo impulso es el del sector de los licores y el alcohol. Las omnipresentes hierbas ibicencas han resurgido en los últimos años gracias a la incorporación de las nuevas generaciones a esos negocios tradicionalmente familiares. Vemos continuamente cómo ese licor dulzón y aromático que todo visitante aprecia para acompañar puestas de sol o como digestivo se promociona en Miami, Nueva York, Londres, Zúrich, Berlín, Manchester... Y la cosa no queda ahí. Esos nuevos empresarios ibicencos han empezado a aprovechar esos conocimiento y métodos de toda la vida para experimentar con otros productos que están en auge internacionalmente. Claro ejemplo de ello es el lanzamiento de una excelente ginebra ibicenca de la familia Marí Mayans que en pocos meses se ha empezado a exportar con éxito. 


Si nos han sobrado siempre argumentos para venir a visitar Ibiza y Formentera, el disfrutar de la riqueza y la variedad del producto autóctono tiene que ser uno de los principales que nos muevan a volver siempre que podamos. Un mundo amplio de sabores de temporada que en muchos casos podemos adquirir directamente del que lo cultiva, o disfrutarlos en los múltiples y buenísimos restaurantes de la isla. Son un disfrute más y una delicia que harán que nos enamoremos todavía más de esta tierra privilegiada.


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