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viernes, 24 de octubre de 2014

La isla del "equilibrio"

Tras dos veranos en Ibiza, metido de lleno en el sector turístico de lujo y la locura de la temporada alta, empiezo a "racionalizar" un poco mejor la dinámica de esta isla. Insisto en que esto es una percepción personal basada en lo que se puede leer y escuchar en los medios locales, en lo que comentan los ibicencos y los profesionales de medio Mundo con los que me relaciono a diario. Y destaco lo de "racionalizar" porque me resulta casi imposible entender las diferencias de criterio tan grandes que uno encuentra entre las diferentes zonas de la isla y especialmente entre sus municipios.


Todas las semanas leemos en los medios los planes de futuro de los ayuntamientos pitiusos, las nuevas normativas aprobadas y cómo todos los días se pasan por el forro muchas de las ya establecidas. Sea por falta de medios para controlar el caballo desbocado que es la isla en temporada alta, sea por mirar hacia otro lado por desidia o por favorecer a los amigotes, uno no deja de sentir verdadera vergüenza ajena y sincera incredulidad ante tanta estupidez partidista y tal falta de visión de futuro. El espectáculo lamentable que protagonizó el equipo de gobierno del ayuntamiento de Ibiza ciudad hace unos meses es una buena muestra de ello.



Mientras los equipos municipales del norte de la isla parecen estar decididos (en líneas generales y salvo algunas escasas excepciones) a mantener y preservar el valor cultural, ecológico y patrimonial de sus territorios, los del sur parece que continúan apostando por el modelo de crecimiento descontrolado que ha desfigurado la isla de por vida. En el norte parecen darle más valor al turismo familiar de calidad que a copiar los modelos que han hecho que sus vecinos del sur acumulen mayor número de establecimientos y locales de "lujo" que a su vez acaparan mayor movimiento e ingresos en verano. Parecen tener una visión más a largo plazo que el resto, reconociendo el valor que tiene el paisaje y la autenticidad como parte fundamental de aquello que atrae gente a Ibiza desde hace décadas. Atributos que seguro continuarán atrayéndola muchos años más si se preservan como es debido. El norte parece no dejarse llevar con tanta fuerza como el sur por ese impulso de continuar por el camino del crecimiento urbanístico en lugar de consolidar, cuidar y mejorar lo que a día de hoy ya tenemos. 



Me deja alucinado leer que el ayuntamiento de Sant Josep apueste por un nuevo plan urbanístico que promoverá la creación de zonas urbanizables adicionales en suelos rústicos, pretendiendo incrementar notablemente el techo de población. Lo grave de este nuevo planteamiento es que esa zona de la isla se enfrenta a día de hoy a desequilibrios realmente graves. Lo escandaloso es el agotamiento de recursos naturales imprescindibles como el agua. Se ha condenado a poblaciones enteras, como Sant Jordi, a "disfrutar" en sus casas de una de las aguas corrientes de peor calidad que uno puede encontrar en  toda Europa. La salinidad del agua es insufrible en algunos momentos de la temporada. En el centro de Sant Josep por ejemplo, a pocos metros del ayuntamiento, tenemos que lavar la fruta con agua embotellada si no queremos que coja un regusto salado que tira de espaldas. Yo mismo he comprobado de primera mano también como Es Cubells o Porroig sufren cortes constantes de suministro todo el verano. Lo mejor del caso es que la solución al tema del agua frente a este nivel de ocupación descontrolado del suelo (desaladoras, principalmente) es competencia del Govern Balear. El "Ajuntament" tira millas de todos modos y le pasa la pelota a Palma. Es alucinante también que los consistorios y el Consell sean todos gobernados prácticamente por el mismo partido, pero que los planteamientos y la visión de futuro sean tan dispares. 



Ibiza se encuentra en un momento único en su historia. Se ha convertido en una marca internacional mega-reconocida, es observada con admiración y cierta envidia por medio Mundo. Es ahora cuando las decisiones que se adopten pueden enviar todo al carajo en pocos años o pueden marcar la diferencia de cara al futuro. Las instituciones ibicencas en lugar de hacer un ejercicio conjunto y valioso de reflexión y de planificación inteligente de cara al futuro prometedor que parecemos tener, tiran cada una por su lado. Están dejando perder la ocasión de darle a esta isla que tanto nos regala la oportunidad de perseverar y perdurar como se merece. No lo entiendo...

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